¿Puede existir un desarrollo sustentable en Quintana Roo?

Actualmente, esta entidad cuenta con más de una decena de reservas, áreas, santuarios y parques bajo algún esquema de protección–de acuerdo con datos de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales.

Sin embargo, persiste un esquema de desarrollo inmobiliario turístico que, a falta de una estricta regulación afecta los diversos ecosistemas que conforman el entorno de esa entidad del sureste mexicano.

Frente a los estragos generados por el crecimiento desordenado, los gobiernos federal y estatal dirigen sus esfuerzos a generar planes e instrumentos de desarrollo urbano cuyo eje rector es el aprovechamiento de los recursos naturales con el menor impacto posible, acompañado de acciones de mitigación.

Ejemplo de lo anterior es el Programa de Desarrollo Urbano del Centro de Población de Mahahual, municipio de Othón P. Blanco, publicado el 7 de julio de 2021 en el Periódico Oficial del Estado de Quintana Roo.

Ese programa prevé detonar un crecimiento ordenado con criterios de sustentabilidad que marca los parámetros para desarrollar mil 700 hectáreas que carecían de regulación de usos y destinos del suelo, así como los límites para construir en esa zona ubicada al sur de Quintana Roo.

De forma similar ocurre con el Plan de Manejo del Área de Protección de Flora y Fauna Yum Balam -en la costa nororiental y colindante con estado de Yucatán-, publicado y actualizado en octubre de 2018 por la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP), con el objetivo de establecer parámetros para la preservación y sustentabilidad de la reserva.

En ese plan se establecen las acciones para proteger los ecosistemas del área y prevenir los daños ambientales que podrían ocasionar un desarrollo desordenado y cambios de uso de suelo, como la deforestación, acumulación de basura, contaminación del mar, acuíferos y tierras.

Además, con la publicación del Plan de Manejo de Yum Balam las condiciones de un eventual desarrollo de mayor infraestructura turística en el puerto de Chiquilá, isla Holbox y en general los municipios de Lázaro Cárdenas e Isla Mujeres, cambiarían totalmente, ya que favorece un modelo respetuoso del medio ambiente y de la comunidad originaria de la zona.

Este tipo de regulaciones y marcos legales podrían replicarse en otros destinos turísticos como la Riviera Maya para abrir paso a un desarrollo regulado que propicie un crecimiento ordenado el cual a su vez favorezca la preservación de los recursos naturales, respete el marco legal de las áreas naturales protegidas e inhiba la violación de reglamentos de zonificación.

En ese contexto, el actual gobierno de Quintana Roo ha manifestado su interés en generar un desarrollo adecuado a las necesidades de la población, pero con criterios de sustentabilidad.

Apenas en este mes de junio, el Consejo para el Desarrollo Metropolitano de Quintana Roo aprobó una cartera de proyectos públicos en beneficio del desarrollo urbano del estado que incluye obras de alumbrado público solar y movilidad urbana sustentable, que incluye ciclovías, en Cancún.

Por su parte, sectores específicos de la industria inmobiliaria están cada vez más comprometidos con estos nuevos modelos de crecimiento que sean armónicos con el hábitat natural.

En términos generales, un desarrollo inmobiliario sustentable tiene por objetivo minimizar y mitigar el impacto negativo en el medio ambiente mediante procesos que ayuden preservar, proteger y conservar los recursos naturales actuales y futuros, de la mano con el impulso a mejorar las condiciones de vida de las poblaciones originarias.