“Yaya”, la mujer que convirtió la calle en su hogar

22 de febrero de 2016

“Yaya”, la mujer que convirtió la calle en su hogar

En los alrededores donde se ubicaba el edificio del congreso desde hace más de tres décadas, vive una misteriosa mujer de quien nadie sabe su procedencia y que ha convertido las calles aledañas en su hogar: en ellas duerme, come, lava, se baña e incluso hace sus necesidades fisiológicas.

Nadie sabe si quiera su nombre, le apodan “yaya” quizá por los sonidos que emite pues es sordomuda; pero es ampliamente conocida incluso en el Gobierno: incluso cuando había actos masivos en el ex Congreso se le pedia que se retire del lugar, al que regresaba terminado el evento y, de nuevo, a compartir el espectáculo de su vida, privada de todo, y a sobrevivir de la caridad pública.

“Yaya” no tiene a nadie, pero tampoco lo necesita. Vive sola porque así lo ha decidido. Le dio las espaldas al DIF cuando en alguna ocasión esta dependencia se interesó en ella, y le dio las gracias a un grupo de religiosas que en alguna ocasión se la llevaron a un albergue, donde vivió unos tres meses hasta que logró escapar.

 En pleno siglo XXI, en medio de la globalización, de cientos de programas y apoyos, entre millones de pesos destinados a políticas públicas y ayudas humanitarias, aún existen en Yucatán, y en todo México seguramente, muchas “yayas” que viven en situación de calle, sin gozar de los derechos más básicos para tener una vida digna y segura.

La Yaya es una mujer discapacitada de la tercera edad, que hace más de 30 años convirtió en su hogar las manzanas contiguas al ex Congreso. Sus únicas pertenencias, las que siempre lleva consigo y cuida con mucho esmero, son unas cajas con ropa vieja y quizá algunos artículos personales que, se piensa, son lo único que conserva de su vida anterior.

Debido a su discapacidad nadie ha logrado descubrir quién es ella en realidad, de donde viene o si tiene algún familiar que la haya extrañado en las últimas 3 décadas. Entre sus vecinos de la zona, el testimonio más antiguo que hay sobre la vida de Yaya en estas mismas calles, data de 1981.

“La Yaya hace como 16 años que la conozco y en la calle hace todas sus necesidades, se baña, se cambia, duerme en la calle, come lo que le regalen y pide caridad, ella no habla es sordo muda pero nos cuentan que sí tuvo familia, de hecho en sus cajas tiene boda y por eso las cuida mucho, sus cajas” comentó.

Durante todo este tiempo, Yaya ha sobrevivido gracias al apoyo de personas como Carlos, propietario de una tienda, quien le da de comer y la provee de medicinas cuando las requiere. Carlos dice que “yaya” es una mujer luchadora, pues hace trabajos como repartir volantes de las tiendas del lugar o tocar su tambor para que recibir a cambio unos pesos, con los cuales se compra las cosas más básicas, como la ropa que viste.

“Yaya aproximadamente en 1981 cuando yo empecé a estudiar aquí en la escuela, Yaya ya existía, en aquel entonces dormía en la parte trasera del Congreso ahí dormía, de la noche a la mañana comenzó a bajar y ya se cambió enfrente casi pegado a la Plaza Internacional, pero de quien son sus padre o como vino, nadie sabe nada” indicó.

 

Los vecinos se han encariñado con su presencia a lo largo de los años, pero todos desean que encuentre un mejor lugar donde pasar sus últimos años y que la gente sepa y reconozca su existencia.

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Desde hace más de 30 años vive por donde se ubicaba el Congreso del Estado

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