"Yaya", una mujer que convirtió la calle en su hogar

23 de abril de 2014

"Yaya", una mujer que convirtió la calle en su hogar

En los alrededores del Congreso, desde hace más de tres décadas, vive una misteriosa mujer de quien nadie sabe su procedencia y que ha convertido las calles aledañas en su hogar: en ellas duerme, come, lava, se baña e incluso hace sus necesidades fisiológicas.

Nadie sabe si quiera su nombre, le apodan “yaya” quizá por los sonidos que emite pues es sordomuda; pero es ampliamente conocida incluso en el Gobierno: cuando hay actos masivos en el Congreso se le pide se retire del lugar, al que regresa terminado el evento y, de nuevo, a compartir el espectáculo de su vida, privada de todo, y a sobrevivir de la caridad pública.

“Yaya” no tiene a nadie, pero tampoco lo necesita. Vive sola porque así lo ha decidido. Le dio las espaldas al DIF cuando en alguna ocasión esta dependencia se interesó en ella, y le dio las gracias a un grupo de religiosas que en alguna ocasión se la llevaron a un albergue, donde vivió unos tres meses hasta que logró escapar.

 En pleno siglo XXI, en medio de la globalización, de cientos de programas y apoyos, entre millones de pesos destinados a políticas públicas y ayudas humanitarias, aún existen en Yucatán, y en todo México seguramente, muchas “yayas” que viven en situación de calle, sin gozar de los derechos más básicos para tener una vida digna y segura.

La Yaya nuestra, la vecina de los diputados, es una mujer discapacitada de la tercera edad, que hace más de 30 años convirtió en su hogar las manzanas contiguas al Congreso. Sus únicas pertenencias, las que siempre lleva consigo y cuida con mucho esmero, son unas cajas con ropa vieja y quizá algunos artículos personales que, se piensa, son lo único que conserva de su vida anterior.

Debido a su discapacidad nadie ha logrado descubrir quién es ella en realidad, de donde viene o si tiene algún familiar que la haya extrañado en las últimas 3 décadas. Entre sus vecinos de la zona, el testimonio más antiguo que hay sobre la vida de Yaya en estas mismas calles, data de 1981.

“La Yaya hace como 16 años que la conozco y en la calle hace todas sus necesidades, se baña, se cambia, duerme en la calle, come lo que le regalen y pide caridad, ella no habla es sordo muda pero nos cuentan que sí tuvo familia, de hecho en sus cajas tiene boda y por eso las cuida mucho, sus cajas” comentó.

Durante todo este tiempo, Yaya ha sobrevivido gracias al apoyo de personas como Carlos, propietario de una tienda frente del Congreso, quien le da de comer y la provee de medicinas cuando las requiere. Carlos dice que “yaya” es una mujer luchadora, pues hace trabajos como repartir volantes de las tiendas del lugar o tocar su tambor para que recibir a cambio unos pesos, con los cuales se compra las cosas más básicas, como la ropa que viste.

“Yaya aproximadamente en 1981 cuando yo empecé a estudiar aquí en la escuela, Yaya ya existía, en aquel entonces dormía en la parte trasera del Congreso ahí dormía, de la noche a la mañana comenzó a bajar y ya se cambió enfrente casi pegado a la Plaza Internacional, pero de quien son sus padre o como vino, nadie sabe nada” indicó.

Los vecinos se han encariñado con su presencia a lo largo de los años, pero todos desean que encuentre un mejor lugar donde pasar sus últimos años y que la gente sepa y reconozca su existencia, pues a pesar de dormir a escasos metros del Congreso, pareciera que su presencia no es suficiente para ser advertida ante los ojos de los políticos, quienes durante 30 años han caminado junto a ella sin notarla siquiera o, al menos, eso es lo que aparentan.

Desde hace más de 30 años es vecina del Congreso del Estado, vive de la caridad pública y las aceras aledañas son su dormitorio, su comedor y su baño.

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