Regina y los estudios
29 de mayo de 2012
Viernes de limpieza y de la visita de la Regina. Los vecinos hacen tiempo en sus ventanas sólo para poder verla llegar. No los culpo, al verla dan ganas de buscar al inventor de la ilación carnal, abrazarlo, felicitarlo por la idea y de paso averiguar en qué nuevo proyecto está trabajando. “Don, nunca vaya a mi clínica”. “¿Qué pasó?” “Al compadre le mandaron unos estudios. Va la comadre a recoger los resultados a la clínica y le dicen: ‘Un problema, señora. Cuando su esposo Pedro Tzuc dejó su muestra, otro señor Pedro Tzuc dejó otra. No sabemos cuál es la de su esposo y bueno, ninguno de los dos resultados es bueno’. La comadre casi muere. ‘Señora, un Tzuc tiene alzheimer y el otro señor Tzuc tiene sida’. La comadre pidió que repitieran la prueba. El doctor le explicó que con la crisis, repetirla era imposible. Es muy cara y tendría que pagarla ella. Finalmente el doctor le dijo: ‘Pero… se nos ocurrió una idea barata: Súbanse al camión y vayan al otro lado de la ciudad, allá por Animaya. Baje a su esposo del camión y usted se queda arriba y se va a casa’. ‘¿Y entonces, doctor?’ ‘Fácil, si su esposo regresa a casa, no vuelva a acostarse con él’. ¿Lo puede creer, Don?” “¿Así lo resolverán?” “Sí, es pésimo el servicio que dan. El otro día en Emergencias, iba saliendo un paciente y de pronto ¡pum! que cae al suelo, como muerto. Después de un rato la enfermera le avisó al doctor que al que acababa de atender estaba tirado. ¿Sabe qué dijo el doctor? ‘Gírelo discretamente, enfermera. Así parecerá que venía llegando’. Imagínese Don”. “Madre… ¿y el compadre?” “No sabemos, aún no regresa”.
Si alguien sabe del compadre, avísele a la Regina. @glambarry
Por: Gastón Lámbarry