Regina y Jueves

02 de julio de 2012

Regina y Jueves

Terminaron las campañas y llegaron las elecciones. Después de meses de demagogia y promesas, la propaganda logró edificar algo de esperanza en muchos ciudadanos, como siempre. Finalmente salimos, votamos y de pronto, todo terminó. ¿Y ahora qué? Pues nada. Amanecimos como todos los días; preparamos el mismo desayuno con algún extra porque fue quincena. Le pedimos parada al mismo camión de cada día que no se detiene y fuimos a trabajar por el mismo sueldo de la semana pasada con la única certeza de que la próxima semana alcanzará para menos. Es una sensación que muchos descubrimos cada 6 años, al día siguiente. Esa sensación debe ser parte de lo que llaman “conciencia colectiva”, que es lo que todos sabemos que todos sabemos. Nuestro país simplemente cambia lo suficiente para que todo se mantenga igual, que para los que conocen de los temas nacionales, será un triunfo si se logra. Lo que siempre cambia, es la llegada de la Regina para ayudar con la limpieza en casa. Al verla, me pregunto cómo es posible que el Vaticano haya pasado por alto el milagro de dormir día a día durante toda la vida, con la misma persona. Y es que el matrimonio mata la pasión; cuando te das cuenta, resulta que duermes con un familiar. “¿Y la familia, Regina?” “Suspendieron a mi hijo Jueves del catecismo, Don”. “¿Qué hizo?” “El Padre preguntó si sabían dónde estaba la casa del Señor. Se imaginó que todos dirían que en el Cielo, pero Jueves abrió su bocota”. “¿Y qué dijo?” “Que vivía en nuestro baño. El Padre se enojó y le pidió una explicación. Jueves contestó que vive en nuestro baño porque todas las mañanas cuando mi hija está ahí metida, le pego a la puerta y grito: '¡Dios mío! ¿Sigues ahí?' Lo suspendieron una semana”.

La vida continúa, donde se quedó antes de las campañas. @glambarry

Por: Gastón Lámbarry

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