Miles dejan su arrepentimiento a los pies del Cristo Moreno de Ichmul
07 de abril de 2014
Como desde hace varias décadas, miles de fieles de Yucatán, Quintana Roo y Campeche realizaron el sábado pasado la peregrinación anual a Ichmul para ofrendar a los pies de la imagen del Santísimo Cristo de las Ampollas sus sinceros deseos de transformar sus vidas en el bien.
En punto de las 9 de la mañana, la jornada inició con un Vía Crucis, de 14 estaciones, que partió del campo deportivo rumbo a la plaza principal del pueblo, donde se instaló un escenario para la misa que ofició a las 11.30 de la mañana el arzobispo de Yucatán, monseñor Emilio Carlos Berlie Belauzarán, quien en su homilía destacó el acto de mayor humildad en la humanidad: el perdón, paso indispensable para convivir en amor del prójimo.
Según las autoridades, a la peregrinación acudieron 8,000 personas, entre los que se pudo ver a antorchistas jóvenes, principalmente de Ticul.
El vicario de la parroquia de Peto, presbítero Gaspar Pacheco Cetina, uno de los organizadores de la congregación, nos comenta:
"Es un sentido profundo el Vía Crucis. Vamos comprendiendo lo que pasó nuestro y aquí en Ichmul tiene un significado penitencial. Se espera que las personas vengan a expiar sus pecados, por eso al final el arzobispo da la indulgencia plenaria, a vivos y muertos. No es igual a los demás vía crusis, porque aquí tiene el plus de ganar la indulgencia plenaria" indicó.
En el atrio de la iglesia de esta comisaría de Chikindzonot, párrocos de la región ofrecieron el sacramento de la confesión.
"Soy Hilda María Couoh, de Seyé. ¿Cuánto tiempo que venimos? Como ocho años. El padrecito nos trae y lo acompañamos por el Cristo Negro. Le tengo mucho fe cuando se enferman mis hijos, pues le pido y me lo concede" comentó.
Numerosos pobladores instalaron improvisados puestos de antojitos y comida en sus casas, que los feligreses desgustaron al final del evento religioso.
La peregrinación a Ichmul nació hace décadas por impulso del fallecido arzobispo de Yucatán don Manuel Castro Ruiz, a quien llamó la atención el Vía Crucis que hacían los habitantes del pueblito.