Cuatro siglos de devoción al santísimo Cristo de las Ampollas de Ichmul

15 de febrero de 2014

Cuatro siglos de devoción al santísimo Cristo de las Ampollas de Ichmul

En la silenciosa, siempre visitada capilla de las Ánimas de la Catedral de Mérida hay una copia contemporánea del Santísimo Cristo de las Ampollas de Ichmul, imagen oscura que  se venera desde hace más de cuatro siglos en el Mayab y cuyo recuerdo de la desaparición del original aún conmueve a los católicos yucatecos de generación en generación.

La historia del Cristo Ampollado empieza en 1603 en Ichmul. El párroco del pueblo de aquel entonces Juan de la Huerta decía que apareció en la iglesia la imagen de un Cristo tallado por un ángel, cuya cruz podía sostenerse sin base, relata el historiador Edgar Augusto Santiago Pacheco.

La entonces desconocida iglesia de Ichmul se convirtió en un santuario para los mayas. Las peregrinaciones arreciaron y de acuerdo con la leyenda, una noche el fuego redujo a cenizas altares, imágenes y retablos del templo, cuarteó paredes y derritió vidrios y metales. Sin embargo, permaneció intacta la imagen del Jesús crucificado, ennegrecida y con ampollas. En uno de sus libros, el obispo Crecencio Carrillo y Ancona narra que devotos acudían a buscar cura para sus males.

En 1644, el padre De la Huerta falleció en Hocabá, donde había llevado el Cristo. El 3 de mayo de 1645, la imagen sagrada fue trasladada al convento de Las Monjas concepcionistas y tres días después fue llevada en pomposa procesión a la Catedral. Fue llamado también Santísimo Cristo de los Milagros o Cristo de Hocabá.

A finales del siglo XVII, en la Península de Yucatán golpearon la peste de cólera morbus, una hambruna y una sequía. Los habitantes pidieron al Santo Cristo de las Ampollas que los liberara de esos males. En 1699 se estableció una procesión de gratitud y un novenario anual que terminaba el 3 de mayo. A mediados del siglo XIX  ya había gremios y quema de juegos pirotécnicos en su honor. Para 1897, su vestimenta tenía unos 100 brillantes, perlas y esmeraldas.

El 24 de septiembre de 1915 las tropas del general Salvador Alvarado quemaron los altares de la Catedral de Mérida. Por su importancia imprescindible en el catolicismo yucateco, la capilla del Cristo Ampollado recibió la peor humillación. Las leyendas barajan la posibilidad que la imagen haya sido quemada, destrozada o hurtada.

El arzobispo Martín Tritscher y Córdova mandó esculpir en Querétaro la copia del Cristo de los Milagros, la cual bendijo el 28 de febrero de 1919 y que todavía se adora en la actualidad. El Santísimo  Cristo de las Ampollas de Ichmul original se puede observar en dos fotografías de la Fototeca Pedro Guerra y en una postal impresa en Francia que nombra  a la imagen como el Gran Protector de Mérida.

Dos estudiosos de esta devoción son los maestros Edgar Augusto Santiago Pacheco y Genny Negroe Sierra.

La historia del Cristo de las Ampollas de la Catedral de Mérida que durante 400 años ha disfrutado de la devoción de todos los rincones de Yucatán y de el odio al clero yucateco en época de la Revolución Mexicana.

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