La Santa Muerte gana terreno en Mérida.
23 de julio de 2013
La crisis económica que vivió México en 1995 trajo consigo un extra: el boom de la devoción a la Santa Muerte. Tras varios siglos de venerar aquella extraña imagen en la clandestinidad, de pronto sus seguidores hicieron pública aquella creencia y sólo 12 años después, en 2007, los altares dedicados a aquella advocación comenzaron a proliferar como un acompañante del crimen organizado, principalmente en la frontera norte del país, como en Nuevo Laredo, con el Cártel del Golfo.
Al día de hoy, Mérida ha escapado del flagelo de las drogas y los carteles del narco, pero no de aquella creencia que, aunque lento, va avanzando entre las preferencias de los yucatecos y aquellas imágenes de la “niña blanca” ocupan ya varios escaparates junto con diferentes artículos generalmente esotéricos.
Qué hace a narcos y personal del crimen organizado acogerse a la Santa Muerte? Habrá casos, y muchos tal vez, que sean imitación de sus líderes, sobre todo cuanto se hizo mucha publicidad a la detención de los narcos Osiel Cárdenas Guillén y Daniel Arizmendi López, “El Mochaorejas”, en cuyos hogares fueron hallados altares con imágenes de la Santa Muerte. La creencia generalizada es que se le pide protección para realizar actividades ilícitas.
En esa misma línea, David Romo, quien se ostentaba como Obispo del Santuario Nacional del Ángel de la Santa Muerte, que según José Gil Olmos, periodista especializado, asegura es la representación de la misma entidad que la Santa Muerte, fue detenido en 2011 por su presunta participación en robo, secuestro y extorsiones, según informara el entonces Procurador Capitalino, Miguel Ángel Mancera.
Tras todo esto, los devotos serían calificados como delincuentes, aunque no habría impacto en la estructura de esta creencia, ya que carece de ésta, puntualiza Gil Olmos.
Encontrar en Mérida imágenes de la Santa Muerte ya no es muy difícil, su venta es cada día más común. Al recorrer uno de los pasillos del mercado Lucas de Gálvez, nos llama la atención un altar dedicado a la supuesta santa. Ahí está con algunas ofrendas: rosas rojas, dulces y cigarros. Según el locatario Raúl Armando Sánchez, ese altar lo ha hecho la propia gente del mercado y lo cuida y está pendiente de él, que le reza y le lleva diversas ofrendas.
Raúl Armando es dueño de un local donde vende imágenes de santos católicos, velas, veladoras, algunas botellas con “lociones” diversas y desde luego, a la Santa Muerte o la Niña Blanca, como la llaman también. El heredó de su madre el local hace 40 años, y también la costumbre de ofrecer en él las imágenes de aquella patrona de los actos ilegales, hoy ligadas al narco, y cuya aceptación y demanda va en aumento, según dice.
La crisis económica que vivió México en 1995 trajo consigo un extra: el boom de la devoción a la Santa Muerte.