La informalidad acoje a los menores que trabajan en Yucatán
16 de julio de 2014
Miguel está pensativo, viste ropa holgada y una gorra negra estilo hip-hop, éstas se caracterizan por tener la visera plana y una gran calcomanía circular en la parte baja, acomoda la mercancía y se sienta en una silla a la espera de que alguien necesite algo de lo que él vende.
Desde que tiene 12 años ayuda a sus padres en el puesto unos tres días a la semana y orgulloso dice “ya sé cómo sacar las cuentas”, aunque recuerda que al principio le costó trabajo porque no sabía, pero asegura “vas a prendiendo”, él no hace contacto visual y parece que se esconde tras su gorra que le limita la visión.
Miguel tiene 15 años y además de trabajar a un costado del Museo de la Ciudad en su puesto informal, va a la escuela, terminó la secundaria y espera poder entrar al COBAY para continuar con sus estudios.
"Desde que empecé a ir a la secundaria, hace tres años, antes estábamos por Soriana, pero nos quitaron, me siento bien porque estoy ayudando a mis papás, vendemos artículos varios como calcetas, sports, brazos de hamaca, todo eso, vendo como cinco horas, de 12 a 6 y me voy, voy a seguir viniendo cuando entre a la escuela, pero no siempre" indicó.
Vilma no ha tenido tanta suerte como Miguel, ella desde los 8 años vende las cremitas que elabora su abuela en la parte posterior del Mercado Lucas de Gálvez, tiene una mesita de madera donde exhibe su producto, que vende a diez pesos la bolsa. A sus diez años tiene un ingreso diario que oscila entre los 25 y 50 pesos, dependiendo de cómo le vaya.
Aún en la informalidad, su salario está muy por debajo del mínimo para la región que es de 67 pesos con 28 centavos. Ella es “la de en medio” y la única que trabaja de sus hermanos, su horario se vuelve más exigente cuando sale de vacaciones, aunque dice que le gusta vender,Vilma no sonríe cuando lo dice, ni sostiene la mirada por mucho tiempo, prefiere ver a lo lejos, intentando quizá no recordar su realidad.
"Tengo mis hermanos, pero sólo yo vengo, llego a la una y me voy como a las siete y media, a veces viene mucha gente a comprar, a veces no, sí me gusta venir a vender, dependiendo de cuánto venda es lo que me dan de paga, lo más que me han dado son 50 pesos y lo menos 25, cuando salgo de la escuela vengo y cuando tengo vacaciones vengo a las 11" comentó.
Ellos son dos casos que forman parte de las estadísticas que el Centro de Análisis Multidiciplinario (CAM) de la Facultad de Economía de la UNAM cita al reconocer que hasta el primer trimestre de 2012 menores entre cinco y 12 años de edad desempeñaron alguna actividad laboral; en cifras más de 2.1 millones eran niños y más de 1.1 millón, niñas.
Pese al incremento de la edad para poder laborar de manera formal en el país, de 14 a 15 años, tras la aprobación de la reforma laboral a finales de 2012, con lo cual nuestro país acata lo señalado en el Convenio 138 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), los niños siguen desempeñando una actividad económica, en veces no remunerada, como el caso de Miguel y muchas veces en la informalidad.
Según la última Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, los sectores agropecuario, industrial, de la construcción, servicios, comercio y trabajos domésticos, son los que más emplean a menores, desafortunadamente 1.2 millones no asisten a la escuela, lo que corresponde al 72% de niños y al casi 28% de niñas.
En Yucatán según cifras proporcionadas por el inegi en cuanto al aspecto educativo el 96% de los niños entre 6 y 14 años asisten a la escuela comparados con el 61% de 3 a 5 años, en cuanto a lo laboral de acuerdo con el Módulo de Trabajo Infantil levantado por el INEGI y la Secretaría de Trabajo y Previsión Social , 50 010 niños y jóvenes entre los 5 y 17 años realizan alguna actividad económica y de estos, el 45% no recibe educación.
Ellos se conforman con saber que ayudan a su familia económicamente.