El Mundo al Instante
06 de febrero de 2017
¿Es cultura, una forma de vida, somos conscientes del grado de corrupción en el que nos desenvolvemos cada día.
Hay datos duros como para ponernos los pelos de punta: Entre el 10 y el 20 por ciento del Producto Interno Bruto de nuestro país provine de la corrupción, y cada año los mexicanos otorgamos unos 32,000 millones de pesos en sobornos
Si' así somos' unos más y otros menos pero todos colaboramos en esa apuesta negativa, lo grave es que para muchos millones de hombres y mujeres el tema no es motivo de preocupación... Total, estamos tan acostumbrados a la corrupción que hasta podríamos decir que quienes no participan en ella son unos tontos
Según la Revista Forbes, una de las más calificadas sobre el tema, a México le cuesta al menos 100,000 millones de dólares al año la corrupción, pero hay muchos que la consideran como aceite de la maquinaria económica, engrane del sistema de justicia y factor para que las cosas funcionen. Por eso no se combate
De acuerdo con el Índice de Percepción sobre Corrupción que realiza Transparencia Internacional, nuestro país se encuentra en el lugar 105 entre 176 naciones y del comparativo con los países miembros de la OCDE mejor no hablamos; somos campeones
Solemos percibir a la corrupción como un mal endémico, tan nuestro como el frijol con puerto y tan arraigado como la cochinita. Tan endémico como inmutable; una realidad tan cierta que cuestionarla, confrontarla, resulta inútil
No hay sanción social para las prácticas de corrupción. Por el contrario, se alientan: el que da una “mordida” o consigue un contrato a través de prebendas, es hábil, tiene “colmillo”, sabe su negocio
En México nacemos con la corrupción, crecemos con ella y la sentimos parte de nosotros, aunque en lo personal nadie acepta ser corrupto. Desde luego, hay de corruptos a corruptos, pero el hecho mismo de que seamos tolerantes nos convierte en cómplices, de alguna u otra forma todos criticamos a nuestras autoridades y quizá nos sobre razón, pero cuando nos llega la oportunidad no la brincamos, ni los empresarios, ni el hombre común de la calle, ni el ama de casa, ni los periodistas que solemos criticar esa mala acción
¿Estamos pues condenados a vivir así? Yo creo que, como los alcohólicos anónimos, el reconocer que somos corruptos es el primer paso y de ahí a luchar en cada amanecer por evitar al menos una de las muchas oportunidades que se nos presentan cada día, pero eso sí, en cada momento combatir con la denuncia y el señalamiento de dedo flamífero a nuestras autoridades que se llevan el premio gordo con nuestros dineros y si aun con esto no logramos ningún avance y no logramos su destitución, sancionémolos en las urnas. Ahí sí que podemos cobrarnos.
Nota escrita por
Manuel Triay
"¿Corrupto yo?"