El idioma maya fue alimentado con la interacción entre humanos, animales y elementos de la naturaleza

Una de las primeras cosas que aclara la maestra Mirna Rubí Aguiar Paz, investigadora de la Unidad de Ciencias Sociales del Centro de Investigaciones Hideyo Noguchi, es que no es correcto hablar de la lengua maya, sino tenemos que darle su valor e identificarlo con la palabra idioma.

La catedrática señaló que este idioma fue enriquecido en la Península a través de la interacción con el entorno o la naturaleza.

“Yo le llamé lenguaje del monte y su significado entre los pobladores de la Península de Yucatán  porque precisamente este tipo de códigos que se han aprendido de manera cotidiana a través de la interacción del humano con el entorno con la interconexión con el hábitat y con otros seres vivos le ha dado un mundo de conocimiento en los pueblos”. 

Para la investigadora, la población maya aprendió de animales, del sonido del agua o de las piedras.

“Entender el lenguaje de otros seres vivos como son los pájaros, los mamíferos; en este caso han interpretado el movimiento de las nubes, los árboles, las hormigas y los insectos. Le han dado una información tan importante y conocimientos y se ha convertido en otra lengua que forma parte de nuestra lengua materna”. 

También hay ciertos símbolos, signos que como pueblo podemos identificar que son parte de nuestro conocimiento y esta manera de relacionarnos con nuestros congéneres”. 

Aguiar Paz explicó que la sociedad maya estaba integrada por humanos y animales sin distinción.

“Para los mayas no había una diferencia entre nosotros humanos y los demás animales, para ellos toda era un componente que estaba integrado, no podían concebir a los humanos sin el entorno sin los animales, sin las piedras, sin el agua, era el cosmos, el universo que todo estaba integrado y el hombre no se podía desvincular de eso”.