Teodolito urbano

10 de junio de 2014

Teodolito urbano

Amigos, buen día:

En mi colaboración anterior, hablaba de los significados de la identidad cultural y del sentido de pertenencia, del crecimiento y el desarrollo, y de la sustentabilidad y sostenibilidad, y me preguntaba, ¿en cuál o cuáles conceptos puedo ubicar a Mérida?

Si bien desde 1980 contamos con instrumentos de ordenamiento territorial como los son los Programas de Desarrollo Urbano Estatal y algunos Municipales y de centros de población, éstos no han podido alcanzar el o los objetivos deseados para lograr una sustentabilidad que nos lleve a un desarrollo urbano deseable.

¿En dónde podemos encontrar algunas de las causas para esta situación? Nuestra cultura cívica de pertenencia, lo que nos identifica como una comunidad sustentable, se ha deteriorado.  

Hemos dejado de cuidar el agua, no separamos ni reciclamos los desperdicios sólidos, no cuidamos la energía, y el uso de energías alternativas es mínimo; hemos perdido vegetación a cambio de la expansión de áreas urbanas; la conectividad,  en todos los campos, es deficiente o inexistente; el hábitat responde más a planteamientos económicos que a necesidades del entorno natural y físico; y nuestro marco legislativo urbano tiene la tendencia a ser restrictivo y no resolutivo, lo que hace a nuestras ciudades poco amables y competitivas.

Una muestra de esa pérdida de nuestra riqueza cultural, la vemos de manera grave hasta en el uso del lenguaje, bástenos ver los promocionales en diferentes medios de comunicación sobre los nuevos desarrollos urbanos, plazas comerciales, edificios, comercios y servicios, entre otros, anunciándose en inglés; es trágica la renuncia a lo maravilloso y rico del lenguaje castellano, que sucumbe ante la mercadotecnia de lo esnob.

Que quede muy claro, no estoy en contra del progreso ni a favor del regionalismo a ultranza. La riqueza cultural de una comunidad está en saber cultivar sus riquezas, estar abiertos y receptivos a otras manifestaciones culturales, para que, de acuerdo al tiempo y las circunstancias, ser la sociedad amigable y competitiva  que demanda el mundo del siglo XXI.  

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