Teodolito urbano
07 de agosto de 2014
Amigos, buen día:
En las últimas semanas, tres eventos locales que fueron noticia reclamaron mi atención.
El primero tiene que ver con los predios en estado ruinoso, abandonados o con escaso mantenimiento y que representan un riesgo latente, confirmado ya con dos desplomes. Este asunto no es fácil de abordar, tiene muchas aristas y es muy difícil de consensuar, Además de que las normas de intervención en los aspectos jurídico, técnico y económico, en los tres niveles de gobierno, se contraponen, complican en vez de solucionar, y en el sector privado, prevalecen otros intereses.
También leímos sobre la creación e instalación del Implan que es el ejemplo más reciente del “hacer a modo”, como lo fue en su momento el Plan Estratégico, creado para nulificar al Consejo Municipal de Desarrollo Urbano, organismo de consulta contemplado en la Ley de Asentamientos Humanos del Estado de Yucatán, y que incomoda a la autoridad municipal, y ahora el Implan, está nulificando al Fideicomiso del Plan Estratégico. Así que el órgano de planeación y decisión en materia urbana tiene tres personalidades, solo que la legal, el Ayuntamiento y su Consejo, están políticamente auto-nulificados.
Finalmente, el 24 de julio, en éste mismo espacio, comenté que estaba próximo el proceso para que la ciudadanía participe y evalúe con argumentos las distintas propuestas de desarrollo urbano, desde el nivel estatal, el regional de la zona metropolitana y los de 4 de los 6 municipios conurbados a Mérida. Dicho proceso anunciado en la prensa, empieza el 27 de agosto. Espero que la sedes destinadas para que participemos los ciudadanos y las organizaciones sociales en los debates sean insuficientes, no en cantidad, sino en calidad.
Estamos a muchos kilómetros de distancia de lo que es una verdadera gobernanza, de una verdadera participación ciudadana en los asuntos que nos competen directamente todos los días, y no solo cuando se ven afectados los intereses personales, o cuando se toma una postura, generalmente mediática, para fomentar la crítica insana, el espíritu de desconfianza, y el escepticismo ante algunos actos de gobierno o de particulares.