Sacerdote oficia misas en Michoacán con chaleco antibalas
17 de enero de 2014
Para el padre de Apatzingán, Gregorio López, la violencia que se registra en la zona es muy “grave e indignante” al vivir cientos de familias en una constante sicosis y temor, por el modo de operar de los criminales.
La realidad de este municipio y toda la zona de Tierra Caliente no es ajena para el sacerdote, pues desde octubre pasado se vio obligado a vestir un chaleco antibalas durante la homilía y a aceptar ser cuidado por guardaespaldas, ante las amenazas que el crimen organizado ha hecho en su contra tras decidir enfrentar a los delincuentes.
A sus 46 años, comenta que los testimonios de las personas que se han acercado a él lo han llevado a identificar y conocer la forma en que operan estos grupos, así como a saber en dónde viven, en dónde se esconden y a identificar qué personas públicas se encuentran relacionadas con ellos.
Afirmo que una vez que La Familia, ahora Caballeros Templarios, se posicionó en el mercado de las drogas de Michoacán, comenzó una estrategia basada en seis ejes: social, político, intelectual, económico, laboral y en el ámbito de la aplicación de la justicia.
Esta estructura, refiere el padre, permitió que la organización tuviera la capacidad de acceder a circuitos sociales exclusivos para comenzar a inyectar dinero en comercios y empresas, todo ello bajo el respaldo de sicarios e integrantes criminales que trabajaban de la mano con las autoridades.
Según el relato del sacerdote esas personas tienen la capacidad de decidir quién puede trabajar en el gobierno o hasta quién puede cortar limón. Ellos controlan todo, las autoridades no lo quieren aceptar”, dice el padre.
El sacerdote reconoce que la lucha que decidió emprender en Apatzingán en cualquier momento lo puede llevar a la muerte.
El padre Gregorio dijo literalmente:
“Le digo a Enrique Peña que le beso los pies el día que tenga en la cárcel a Nazario Moreno, a Enrique Plancarte Solís y a Servando Gómez Martínez. No agarren al Chiclano —en relación a Joaquín Negrete— él es el mil de Los Templarios. Agarren al 1, al 2 y al 3, y le beso los pies”.
El padre Gregorio dijo que el gobierno está en su derecho de proteger a las personas; sin embargo, lanzó un emplazamiento a las fuerzas federales para que restablezcan la seguridad o de lo contrario, llamará a los habitantes a luchar por su bienestar y seguridad.
Para finalizar comento que respeta a las autoridades, pero que no hagan de esto un show mediático, trabajen y detengan a los criminales.
Afirmo que para 2010 llegaron muchos y montaron un espectáculo, pero no cambió nada. Dijo que tiene la esperanza que ahora sea diferente y cambien las cosas en beneficio de los habitantes.
Para el padre de Apatzingán, Gregorio López, la violencia que se registra en la zona es muy “grave e indignante” al vivir cientos de familias en una constante sicosis y temor, por el modo de operar de los criminales.