Regina y las elecciones
27 de junio de 2012
Llegó como todos los viernes, espectacular y lista para asistirnos en la limpieza de la casa. Traía cara de cansada y la poca ropa que traía, era negra. “Si la ropa que traes fuera más grande, pensaría que vienes de luto, Regina”. “Sí. Por fin se murió el papá del compadre, Don. La mamá tuvo mala suerte con sus dos esposos. El primero la abandonó al año de casados y éste nunca la abandonó. No era un buen hombre”. “¿De qué murió?” “De muerte natural, Don. Sólo ella pudo acabar con él. Vengo saliendo del velatorio. Estuvo muy aburrido”. “Nunca he estado en uno que sea divertido, Regina”. “Se la pasaron hablando de las campañas y discutían cuál era el candidato que ofrece más trabajo, ¿lo puede creer? Oiga, yo trabajo 12 horas diarias 6 días a la semana y a penas sobrevivimos, ¿yo para qué quiero más trabajo? Ni loca voto por el que ofrece más trabajo”. “Es el discurso, Regina. Acuérdate que la palabra le fue dada al hombre para disfrazar el pensamiento. Por eso dicen que la lluvia de palabras es como la de agua, acaba encharcándolo todo si cae en la cantidad requerida. A estas alturas del partido, ya no se trata de ser un buen candidato, sino de al menos parecerlo”. “¿Por quién va a votar, Don?” “Eso no se dice. Pero debemos cuidarnos de aquellos políticos que son obsecuentes hasta la indignidad con tal de compartir el botín”. “¿Cuál será el mejor, Don?” “El que enseñe a autogobernarnos, pero eso en México aún está muy lejos. Hay que meditar por quién votar. Lo malo es que en México nos basamos en los prejuicios y no en los juicios, que son opiniones basadas en el estudio y la reflexión. Lo importante es pensar el voto e ir a votar el próximo domingo. Si no votas, no tienes derecho a quejarte después”.
Hay que ir a votar este domingo. @glambarry
Por: Gastón Lámbarry