Regina y el Melate

23 de julio de 2012

Regina y el Melate

Llegó la Regina como todos los viernes. Escultural. Su vestir extraordinario. Si la palabra “ordinario” significa vulgar, el adjetivo aplicado a su vestir es exacto. Al verla algunos concuerdan en que la felicidad es una buena comida, un buen habano y una buena mujer… o una mala, dependiendo de la felicidad que sea uno capaz de manejar. “Don, ¿cómo es posible que hayan podido hacer trampa con lo del Melate? No lo puedo creer. Cada semana lo juego y ahora resulta que se lo ganaron porque grabaron el sorteo y les dio tiempo de ir a meter los números que habían salido. Son unos estúpidos”. “No estoy de acuerdo, aunque de la estupidez se escribe poco, a pesar de ser la primera causa de sufrimiento de nuestra especie, Regina. Este caso es diferente. Reconocer la estupidez al igual que su anverso, la inteligencia, no es fácil. Estúpido es el que causa daño a otro sin obtener de ello provecho alguno y ellos sí sacaron provecho”. “No es justo, Don. Me entretengo cada semana esperando un milagro y pensando cómo me gastaría el dinero”. “La verdad Regina, cuando se cree en milagros ya no hay nada que esperar de la esperanza. Es más probable que unos marcianos vengan y te rapten unos días a que te lo saques. El Melate no es un juego, es el impuesto que pagamos la mayoría por no saber nada de matemáticas”. “¿Usted no lo juega?” “Sólo cuando tengo ganas de soñar. La mayoría de nosotros no creemos en la verdad. Creemos en aquello que desearíamos que fuera verdad”. “¿Y cree en los marcianos?” “Desde luego. La prueba irrefutable de la existencia de inteligencia fuera de este mundo es que han elegido, precisamente, no venir a visitarnos”.

Si la razón me asiste, la probabilidad de ganar el Melate es de 1/56! Imagínese. (El símbolo “!” significa factorial). @glambarry

Por: Gastón Lámabrry

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