La ludopatía, más difícil de tratar que el alcohol y las drogas
09 de octubre de 2014
En los últimos años la ludopatía o adicción a los juegos de azar ha ido en aumento en México y en el estado, afectando a un amplio espectro de personas, desde jóvenes, hasta de la tercera edad, tampoco respeta estratos sociales o sexo, ya que incluso se ha demostrado que las mujeres suelen ser un poco más propensas a caer en esta adicción, asi lo indicó el Director General del Centro de Tratamiento para el Juego Compulsivo SAMADHI, Javier González.
El Centro SAMADHI es la primera y única clínica en su tipo en toda América Latina, especializada en la atención de la ludopatía, indicó su titular, quien durante su conferencia “Ludopatía, la adicción silenciosa” señaló algunos de los factores que vuelven propensa a una persona a caer en este vicio.
“Factores emocionales, problemas que traen desde la niñez, factores ambientales, o sea si están rodeados de gente que juega, desde el ámbito familiar, viendo a los padres o tíos jugando y todo eso” comentó.
También explicó que es esta es una adicción un tanto más difícil que tratar otras como al alcohol o a las drogas ilegales, ya que culturalmente es mucho más aceptado ver a una persona dentro de un casino apostando, que a una persona alcoholizada o bajo los efectos de otros narcóticos.
Por su parte Subdirector de Salud Mental de la Secretaría de Salud Pública, Manuel Ruiz Mendoza indicó que desde la aparición de los casinos en Mérida, el número de pacientes que se atienden por conductas adictivas relativas al juego ha ido aumentando.
“Podemos decir que es un problema que está en todo el mundo y que ante el crecimiento de los casinos, estamos teniendo los psiquiatras y los psicólogos en relación al juego, definitivamente antes, cuando no existían casinos, yo no tenía pacientes que iban con esta adicción, ahora que existen hay muchas personas que tienen estas personas tienen esta dependencia al juego” indicó.
Explicó que el principal peligro de esta adicción es la perdida de todo el patrimonio de la persona, ya que llegan a vender o a apostar incluso sus casas, automóviles u otros inmuebles, así como sus ahorros, con tal de poder seguir jugando.
Desde la aparición de los casinos, se ha incrementado el número de gente que pasa de jugar de manera recreativa a una adicción por el juego.