La columna de Wendy Aguayo
11 de mayo de 2017
Ayer celebramos a las mamás en su día, una fecha en la que reconocemos su esfuerzo como amas de casa, profesionistas, esposas y todos los demás roles que desempeñan. Ser mamá no es fácil y no hay escuela que enseñe cómo lograrlo pues nunca se está lo suficientemente preparada para semejante responsabilidad.
Si siendo una mujer casada, con cierta madurez y con un embarazo planeado las cosas no son nada sencillas, imagínense cuando un hijo llega en medio de la incertidumbre y para sorpresa de una adolescente que apenas va cursando la secundaria o preparatoria.
En México se vive una “epidemia de embarazos de adolescentes”, las últimas cifras refieren que anualmente se registran más de 400 mil bebés de madres menores de edad y la cifra no disminuye, lo que representa 20% del total de los nacimientos. Entre los menores existe la creencia de que a ellos no les va a pasar, ni embarazos ni Infecciones de transmisión sexual; no existe una buena comunicación con sus padres, por lo que la poca información que pueden tener sobre el tema viene de pláticas entre los amigos.
Además de los serios riesgos para su salud, convertirse en madres implica para la mayoría de estas jóvenes abandonar sus estudios y el sueño de un buen empleo en el futuro.
A pesar de los avances logrados en salud sexual y reproductiva, y de las campañas sobre este tema, aún es elevado el número de embarazos no planeados que ocurren en la población adolescente, lo que representa un desafío no sólo para el gobierno sino para la sociedad en general.
La adolescencia debe ser un tiempo para desarrollar conocimientos y habilidades, aprender a manejar las emociones, hay que disfrutar esta etapa y en un futuro y sólo hasta entonces, asumir roles de adultos.
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"Jugando a ser mamá..."