La columna de Wendy Aguayo
30 de marzo de 2017
En los últimos días hemos sido testigos de varios hechos violentos que como sociedad nos han sacudido, en la mayoría de ellos están involucradas mujeres, cada una con su propia historia.
Gran indignación generó la muerte de un pequeño de apenas año y medio en Umán, por una golpiza que le propinó su propio padre quien se encontraba “cuidando” al menor mientras la madre salía a trabajar. Era su primer día en el empleo, nunca imaginó que al regresar a casa encontraría a su bebé muerto envuelto en un cobertor, con la cara desfigurada por los golpes.
Vecinos indicaron que el padre era violento y que incluso la esposa era maltratada. Ella a pesar del antecedente, no tenía otra opción, tenía que trabajar para mantener a sus hijos, por lo que los dejaba bajo el “cuidado” del peligroso sujeto.
Otro caso fue el de una mujer que falleció a causa de varias puñaladas, fue atacada por su ex marido cuando ella salía del trabajo. Afirman que fue por celos, al verla acompañada de otro hombre; saliendo a relucir la mentalidad machista que todavía prevalece, hombres que ven a las mujeres como un objeto de su propiedad…”Si no eres mía, no serás de nadie”, y que ven herido en lo más profundo su enorme orgullo.
Mención aparte merece el cobarde asesinato de Emma Gabriela Molina Canto, muchos lo han denominado “Crónica de una muerte anunciada” y con justa razón.
El calvario de esta mujer comenzó hace más de 10 años cuando aún casada y viviendo con el marido recibía malos tratos, en palabras de la propia Emma, nunca la dejó trabajar y siempre salía vigilada, acompañada por personal contratado por él; el resto de la historia ya la conocemos.
Indigna ver cómo la corrupción, el dinero y el poder acabaron con la vida de una mujer que lo único que quería era su libertad y la de sus hijos, vivir en paz.
Como Emma hay otras mujeres que siguen luchando por causas similares, como sociedad hay que ser proactivos, no quedarnos como espectadores, ni buscando culpables o señalando errores. A los que tienen el sartén por el mango, aquellos que proponen y hacen leyes, a los encargados de hacer que se cumplan, es momento de actuar. Los ciudadanos estamos hartos de discursos y oportunismos políticos; esperemos que este caso sea un parteaguas y no haya más Emmas que lamentar.
Nota escrita por
Agencias
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"La corrupción, el dinero y el poder acabaron con la vida de Emma"