Iglesia para los pobres.

El Papa Francisco ha dejado muy claro que encabezará una Iglesia centrada en los pobres. Sus acciones y sus comentarios así lo indican. Frente a seis mil periodistas dijo: "Cómo quisiera una Iglesia pobre y para los pobres". Pero cuidado, no se trata de dejarle a Dios el cuidado de los pobres; no se trata de que haya gente adinerada que se desatienda de sus obligaciones sociales diciendo "qué bueno que hay cielito para los jodidos".
Lo que algunos esperan, es que la Iglesia luche para evitar abusos del capital. Es cierto que al iniciar el siglo XXI casi se ha erradicado la esclavitud, tal y como se le conoció hace doscientos años ¿pero acaso no continúa de manera disfrazada? ¿Por qué sigue existiendo el tráfico de personas? ¿Cuál es la diferencia entre una tienda de raya y muchas de las casas de empeño? La gente llega a pedir un préstamo y acaba perdiendo su patrimonio ¿Por qué enganchan a tantos con préstamos fáciles que son el inicio de un proceso en el que se les quita lo que durante años consiguieron con su trabajo duro y esforzado? ¿Por qué los sueldos no alcanzan?
Es importante que la Iglesia no sea cómplice de las estructuras del poder y ayude a construir una sociedad más justa. Para ello tendrá que alejarse de muchas de sus actividades clientelares.
Por otro lado, el Papa pidió a los cardenales brindar su sabiduría a los jóvenes porque como el buen vino, mientras más viejo, mejor es. Sin embargo, la edad no es garantía de sabiduría. Los años pueden engendrar viejos ineptos. Así nos lo mostró Germán Dehesa refiriéndose al viejo líder sindical cuando éste, en una de sus conferencias de los lunes, dijo cosas que dejaron mucho que desear.
Resumiendo, orientar al joven utilizando la sabiduría y orientar a la Iglesia hacia los pobres, requiere de católicos voluntariosos y humildes ¿Acaso será, amigo radioescucha, que el Papa encuentre entre sus fieles a los católicos necesarios para cambiar la faz de este mundo?