Hideyo Noguchi, el Japonés que contribuyo con Yucatán para combatir la fiebre amarilla

Este jueves la Universidad Autónoma de Yucatán festeja el 48 aniversario de la fundación del "Centro de Investigaciones Hideyo Noguchi".

No sé usted, pero a mí siempre me llamo la atención el nombre de este centro y me preguntaba ¿quién fue ese Sr. y por qué la UADY le rendía honor a su nombre?

Para mi sorpresa supe que era japonés, y más mi curiosidad se amplió, pues ¿cómo alguien de tan lejano lugar era tomado en cuenta en una tierra como Yucatán?

Doctor de profesión nacido en la Ciudad de Wakamatsu el 24 de noviembre de 1876, en Tokio, cursó sus estudios en la Universidad Imperial y en 1898 se graduó de Doctor en Medicina.

Fue en 1900 llego a Estados Unidos para desarrollar sus estudios e investigaciones, entre ellos logro aislar en el veneno de varias especies de víboras americanas substancias tóxicas (hemolisinas, aglutininas, neurotoxinas y enzimas proteolíticas), consiguiendo con esto la aplicación de sueros específicos en la intoxicación ofídica.

El galeno realizó muchos trabajos que siguen siendo de utilidad para la humanidad, entre ellos en 1918 se dedicó con al estudio de la fiebre amarilla y en 1920 llegó a Mérida, enviado por el Instituto Rockefeller para realizar estudios sobre esta temática y tocó a los laboratorios del Hospital OHorán recibir en su recinto a tan ilustre sabio.

Después de varias semanas de trabajo, su estancia en Mérida, Yucatán, carecía de interés para él a causa de que la epidemia tocaba a su fin.

 Por lo que el Doctor Noguchi partió pronto al Instituto Rockefeller y posteriormente fue al Africa Occidental, a la Costa de Oro, en donde se había desarrollado una epidemia de fiebre amarilla.

En mayo de 1928 el Doctor Noguchi falleció de fiebre amarilla a los 51 años de edad, enfermedad que lo ocupo durante los últimos años de su vida y lo trajo a trabajar a la llamada ciudad blanca.

El científico permaneció en Mérida por 3 meses y logró descubrir el virus causante de la fiebre amarilla. Por este acto meritorio, la Escuela de Medicina de la Universidad Autónoma de Yucatán le otorgó el título de Doctor Honoris Causa y por esta razón el Centro de Investigaciones lleva hoy su nombre.