Experiencias del más allá de una rezadora de Ixil
02 de noviembre de 2013
Durante las celebraciones del Hanal Pixán, las abuelas mayas son afectas a narrar historias que cobran vida por la intensidad de las emociones que despiertan en este mes de noviembre, cuando la luz pierde su poder ante la oscuridad porque la noche se ha hecho más larga y el día más corto.
Doña Florencia Martín Ayil, oriunda de la desaparecida hacienda Buenavista, de Cholul, comparte . Esta mujer de 83 años, comparte vivencias sin explicación que la estremecieron cuando era rezadora, oficio que aprendió de una tía anciana que le enseñó el arte de orar en los velorios desde su niñez.
Hasta el día de hoy, la mestiza Florencia Martin recuerda con cierto dejo de misterio una noche que rezaba a un difunto en Ixil. De repente un animal extraño se posó sobre el ataúd.
Para doña Florencia, las ánimas que entran en contacto con los vivos es una realidad. En velorio en Ixil escuchó al nieto de una difunta a la que rezaban rechazar la existencia de las almas…
Conocida como doña “Pajarita”, esta mujer acompañó durante décadas a los ixileños en agonía a morir en paz. En los estertores de la muerte ella cantaba cantos para darle tranquilidad al alma de los moribundos.
Comparte que hace un año, un joven de la Tierra de las Cebollitas que no creía en la llegada de los pixanes para el Hanal Pixán se quedó sólo a media noche sentado en una banca de la plaza.
En épocas pasadas, en Yucatán era una tradición que las abuelas contasen historias y cuentos mayas a sus nietos mientras se cocían los pibes para agasajar a las ánimas que nos vienen a visitar en noviembre, mes en que muere el Sol.
Durante las celebraciones del Hanal Pixán, las abuelas mayas son afectas a narrar historias que cobran vida por la intensidad de las emociones que despiertan en este mes de noviembre.