El hombre salvaje con voz de trueno de los montes de Yucatán
25 de octubre de 2012
En las épocas de Hanal Pixán, un misterioso relato surge de las profundidades del inconsciente del hombre maya para señalar las conductas negativas en la convivencia comunitaria.
Los abuelos cuentan el mito de un gigante salvaje con apariencia humana, que no habla como los humanos, sino que gruñe como los animales con una voz parecida a un trueno. Los hombres del monte le temen porque dicen que ataca, rapta a las mujeres y come a los niños.
Vive en los confines poco frecuentados en los pueblos o en las cuevas, de donde sale en las noches para comer ganado y frutos de la época.
Los campesinos y cazadores lo llaman “Che Uinik” o “Chan Simino”. Tiene cabello largo. Su cuerpo es enorme, peludo y musculoso, pero no tiene coyunturas y huesos, motivo por el cual no se acuesta en el suelo para dormir, pues no puede levantarse. Descansa de pie o recostado en los árboles.
Sus pies están invertidos: los están talones adelante y los dedos atrás. La comida favorita del Che Uinik o Chan Simino son los campesinos perdidos el monte. Quienes lo han visto dicen que se parece a un gorila o un oso, pero quienes no se lo han topado juran que han visto sus huellas.
Un misterioso relato surge de las profundidades del inconsciente: un hombre salvaje con voz de trueno que se come a los hombres y el ganado.