El cambio climático también afecta el sueño

31 de mayo de 2017

El cambio climático también afecta el sueño

 Una noche de 2015, durante la ola de calor que azotó a San Diego, California, Nick Obradovich, investigador del cambio climático, notó que a pesar de que en su habitación había un ventilador y la ventana estaba abierta el calor que sentía no lo dejó dormir, por lo que al día siguiente se sintió cansado e irritado.

Entonces se preguntó qué efecto tendría en el descanso de los seres humanos el aumento de las temperaturas por el cambio climático.

Obradovich, que es especialista en políticas climáticas, tomó diferentes variables, las relacionó y encontró que si las emisiones de contaminantes seguían incrementando, el humano tendría menos horas de sueño.

Para llegar a esta conclusión, el investigador utilizó la información acerca de los patrones de sueño del último mes de más de 75 millones de personas que participaron en una encuesta hecha por los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades en Estados Unidos.

Dichos datos los correlacionó con la temperatura promedio de las noches de ese mismo periodo de tiempo, y encontró que en las que hubo un aumento en el termómetro las personas habían reportado que su sueño fue insuficiente.

 Aunque esta investigación es la primera que se centra en cómo afectaría el cambio climático al descanso de las personas, ya ha arrojado datos importantes, como que para 2050 se puede esperar 6 noches extra de insomnio cada mes por cada 100 personas, y para 2099, las noches de poco descanso podrían aumentar a 14.

Consejos para dormir bien en noches calurosas

1. Sea creativo: invente métodos que eviten que el aire caliente entre en la habitación. Por ejemplo, coloque un ventilador dirigido hacia las ventanas para impedir que entre el bochorno; o sitúe un bol lleno de hielo o de agua muy fría delante de las aspas para que el aire sea más fresco. Una sábana mojada colgando de las ventanas también ayuda.

2. Elija un pijama ligero. Lo recomienda el Centro de Prevención y Control de Enfermedades de EE UU (CDC, en sus siglas en inglés). Si prefiere dormir desnudo también puede hacerlo. Es cuestión de gustos. Aunque un estudio de la Asociación de Algodoneros Estadounidenses Cotton USA que hizo en Reino Unido, concluyó que el 57% de las personas que duermen desnudas son más felices en su relación de pareja.

3. Aplique compresas mojadas en agua tibia en las zonas más sensibles al calor como el cuello, los codos, los tobillos o detrás de las rodillas. El contacto con el agua fría ejercerá un estímulo térmico que desencadena una vasoconstricción, provocando calor en la piel. En cambio, el calor provoca frío por la diferencia con la temperatura ambiente, según explica la hoja informativa del CDC.

4. Duerma solo. Es la mejor para mantenerse fresco, hacerlo con alguien aumenta el calor corporal y hace que la ropa de cama se quede pegajosa, según explica dormir.org.es, web dedicada a los problemas del sueño. Hacerlo, además, a ras del suelo, hará que esté aún más fresco ya que el calor tiende a desplazarse hacia arriba.

5. Dése una ducha de agua templada para reducir la temperatura corporal. Es muy buena técnica para sentirse fresco y limpio. Son muchos los que defienden que, aunque el choque térmico del agua fría sobre nuestro cuerpo produce una sensación instantánea, reactiva el organismo y el gasto energético, provocando al final que sintamos más rápido el calor tras la ducha que si la tomamos con agua templada, explica el Instituto Biológico de la Salud.Además, mantenga los pies frescos ya que el calor entra por estas extremidades. Lavarlos antes de dormir o mantenerlos fuera de la cama pueden ser buenos trucos.

6. Cene ensalada. Evite las comidas copiosas y que necesiten consumirse en caliente como un estofado, sopa o pollo al horno. Obliga a que el cuerpo produzca más calor para digerirlas. Un gazpacho, un yogur o una ensalada son perfectos para las noches de verano. ¡Y recuerde, beba mucha agua!, recuerda la OMS. El cuerpo la utiliza para evacuar calor.

7. Apague completamente las luces y los aparatos electrónicos. No vale en stand by: gastan energía y siguen emanando calor (según la Agencia Internacional de la Energía, el modo espera consume entre un 5% y un 10% de la que necesita encendido el aparato en cuestión). Y sustituir las bombillas incandescentes por fluorescentes compactos: producen la misma luz pero utilizan una quinta parte de la energía y emanan menos calor, según explica el centro de Emergencias de Arlington (Virginia).

 

Por último, si puede dormir al aire libre, hágalo. Invente una acampada en la azotea o vaya al campo a dormir cerca de un lugar con agua (el agua suspendida en el ambiente, refresca), y convierta una noche terrible de calor en toda una aventura.

Nota escrita por

Subiria Duarte

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