Crónica de un masaje a la orilla de la playa

11 de octubre de 2012

Crónica de un masaje a la orilla de la playa

Después de una larga jornada de trabajo es común que uno se sienta fatigado, con dolor de cabeza, espalda, sobre todo si uno se encuentra muchas horas sentado en la misma posición.
Pues así me sentía estresado y con la necesidad de algo que me relajara, pensé en tomar unas ricas cervezas, pero deseche la opción porque era mitad de semana y no era muy comveniente para mi economía y salud, por lo que decidí dirigirme rumbo a Progreso a recorrer la playa , el mar .
Al llegar a mi destino comencé a caminar sobre el malecón y ahí una muchacha con una playera polo y pantalón azul se ofreció a darme un masaje sueco por media hora por la módica cantidad de $250 pesos, al principio le dije que no, pero siguió insistiendo y al cuestionarle sobre los beneficios me indicó que me ayudaría a desestresarme y que mi circulación mejoraría.
Pensé, no es mala idea ya que lo que necesitaba, así que accedí, la joven me dijo que la siguiera y ahí cerca de la playa se encontraban otras chicas como ella dando masajes a unos turistas extranjeros.
Me acosté sobre una cama y me pidió que me despojara únicamente de mi playera para que pudiera poner los ungüentos que utilizan al momento de dar el masaje, acto seguido la mujer saco unos aceites del que solo pude percibir el olor a uva mientras la brisa marina recorría toda mi espalda.
Durante el tiempo que recibía el masaje pude percibir varias combinaciones de movimientos en los brazos, piernas y la cabeza, lo que me hacía sentir el mismísimo cielo en la tierra.
Después de tal experiencia ya me sentía mucho mejor y reconfortado, listo para continuar con la rutina de la vida diaria.

Uno se siente totalmente renovado después de recibir un masaje anti-estrés.

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