Brujería, presencias e inhumaciones, cotidianidades de un sepulturero

31 de octubre de 2013

Brujería, presencias e inhumaciones, cotidianidades de un sepulturero

Es cotidiano ver a una mestiza en el cementerio, porque ellas también han perdido a algún ser querido. Lo que no todos pueden apreciar en el cementerio de Xoclán son a ciertas mujeres, mestizas vestidas de blanco que Freddy Humberto Euan Puc, sepulturero del camposanto llama almas, asegura haberlas visto, como cuando te percatas de una presencia, pero cuando retrocede por curiosidad, no hay nadie.

Al medio día cuando el panteón está más tranquilo, no hay gente y el sol brilla en el cenit, ha observado a un hombre, cuando ha querido toparlo, simplemente no hay rastro. Ha escuchado risas de niños, que se puede asociar a una familia, pero cuando llega al lugar de donde provienen, no hay más que tumbas. Pst, pst, lo han llamado mientras camina entre las bóvedas, le tiran piedras y latas, el sonido es inconfundible, pero al darse vuelta, no hay evidencia física.


Un cadáver se entierra acostado y no hay manera de que cambie de posición, a menos de que haya sido enterrado vivo, en distintas ocasiones cuando exhuman cadáveres, éstos yacen boca abajo, sentido totalmente opuesto a como se inhuman.

En otras ocasiones los cuerpos tienen un brazo o una pierna de lado, algo improbable para el actuar de un muerto.

Eso, es sólo una parte de lo que ha visto en 23 años, pero indicó que la gente no le cree, él sostiene lo que le ha pasado, en ocasiones, cuando limpian las bóvedas, han hallado gallinas, velas, dinero, fotos con muchos alfileres… eso es brujería. Esas cosas se toman con la izquierda, nunca con la derecha, de lo contrario uno puede cargar el viento que está destinado a otra persona.

En una ocasión caminando por la hierba, tras pasar por encima de una botella que contenía una foto con alfileres y cintas enrolladas sintió un tirón en el pie.


Las sensaciones de este tipo, no terminan a las 3 de la tarde junto con su horario laboral asegura que en su casa le han jalado los pies estando acostado en la hamaca, también ha visto que alguien sale de la tierra y le pone una soga en el cuello, intenta ahorcarlo, él grita desesperado, súbitamente escucha “No hay nada”, es su esposa, lo ha despertado, todo acabó.

Ante esas vivencias que salen de la lógica humana, contagiarse de alguna enfermedad o tener el aroma a cadáver al momento de comer, son las situaciones más mundanas de ser sepulturero.

Lo que no todos pueden apreciar en el cementerio de Xoclán son a ciertas mujeres, mestizas vestidas de blanco que Freddy Humberto Euan Puc, sepulturero del camposanto llama almas, quien asegura haberlas visto.

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