Advierten sobre posibles delincuentes
27 de abril de 2016
El pasado martes, minutos después de las ocho de la mañana, y en medio de un tráfico por demás nutrido, tres sujetos jóvenes intentaron un presunto robo o asalto en la calle que conduce de Plaza las Américas hasta la glorieta a Miguel Hidalgo, sobre la avenida Itzáes.
Señor, dijo uno de ellos que había pasado por delante de un vehículo Sonata Hyundai de color negro: su llanta de mueve mucho y se puede desprender.
El conductor del auto, sorprendido, miró hacia el tablero de su vehículo y todo estaba en orden, además que el volante no delataba alguna anomalía.
La "cola" de autos formada en esa calle, a la altura de la Coparmex, se movió, avanzó apenas diez o quince metros y se detuvo de nuevo; una segunda persona pasó del delante del Sonata negro y de nuevo advirtió a su conductor: su llanta delante se mueve demasiado, no se le vaya a desprender.
!Sorpresa!, no era para menos. En unos minutos dos advertencias sobre el mismo problema. Algo debe estar pasando pensó el preocupado conductor.
Avanzó de nuevo la "cola" y metros adelante se detuvo de nuevo y aquella escena se repitió por tercera ocasión. Una persona la número 3 ahora un poco mayor y al parecer fuereña repitió: señor, parece que se le va a salir la llanta.
¿Y por qué no siento nada en la guía? se preguntó el conductor... y si de verdad se mueve mucho la llanta y se sale? Mejor tomo el carril derecho de baja velocidad y voy a mi llantero calles adelante. Aquí no puedo estacionar porque causaría un caos vehicular, pensó el conductor.
Calles adelante el llantero revisó el automóvil Sonata y todo estaba bien, las cuatro llantas funcionaban a perfección.
¡Qué broma más pesada! se dijo el dueño del auto. ¿Broma? le respondieron sus compañeros de trabajo, te querían asaltar, nada más que te bajaras a verificar y se llevaban tu auto o, simplemente, te golpeaban y asaltaban.
Broma o asalto frustrado, si usted pasa por algo similar no se detenga, que se rompan sus llantas o se dañe su vehículo, eso tiene reparación. Su vida... no.
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Al parecer, estos amantes de lo ajeno fueron identificados por su modus operandi