Partido Encuentro Social: No te vamos a extrañar

15 de septiembre de 2018

Partido Encuentro Social: No te vamos a extrañar

Después de varias semanas de recursos ante tribunales e impugnaciones, prácticamente el proceso electoral de 2018 ha concluido.
Con todos los reconteos de votos hay dos partidos que no alcanzan el 3% necesario para conservar su registro: Nueva Alianza y el Partido Encuentro Social.
Me referiré a este último.
Con 4 años de existencia como partido nacional, nacido en Baja California, el PES representaba a una ideología bastante peligrosa que ya ha dejado algunas lecciones en América Latina.
Si algo distingue a México de otras democracias geográficamente más cercanas es que, al menos en la ley, existe una clara separación entre la Iglesia y el Estado. Esto es teórico pues también es evidente que cada informe de gobierno, toma de posesión o evento público las autoridades religiosas siempre son invitadas y, peor aún, son consultadas o entrevistadas para asuntos que no le competen.
Como sea, entre que la división es teórica y entre que hemos visto el grado de daño que fanáticos religiosos convertidos en diputados han dejado en países como Paraguay, Panamá y Brasil, es de celebrar la desaparición de ese partido.
Por ejemplo, en Paraguay han retrocedido 40 años en materia de educación sexual, en la República Dominicana, Guatemala y Panamá hay proyectos de ley presentado por diputadas y diputados evangélicos para prohibir absolutamente el aborto, restringir la educación sexual en las aulas y hacer todo en contra de esa cosa que han inventado: la famosa ideología de género.
Con ese contexto y con esas acciones de políticos emanados de partidos similares al PES, es que se torna preocupante la existencia de ese partido y el mantenimiento del mismo con el erario público. Un partido político que está en contra de los derechos de la población.
Y esa oposición a los Derechos Humanos de la ciudadanía no es teórica.
En 2016 la diputada del PES, Edith Martínez dijo que si se aprobaran las propuestas que el presidente Enrique Peña Nieto presentó en el marco del Día contra la Homofobia, la gente se terminaría casando con delfines o con sus computadoras, como pasa en Holanda y Canadá. Ella misma presentó en el Congreso la “Iniciativa Ciudadana por la Vida y la Familia” que busca reformar el artículo 4 de la Constitución para reconocer que el matrimonio es únicamente entre un hombre y una mujer, insistiendo una y otra vez que sólo existe la “familia natural” que es entre un hombre y una mujer. También dice que todos los niños (SIC) tienen derecho a crecer con un padre y una madre y a falta de estos con un padre y madre adoptivos. Cierto es que, en su momento, el coordinador de la bancada del PES rechazó la iniciativa de la diputada, también es cierto que dejó en claro que igual rechazaban las propuestas del Presidente. O sea ni uno ni otro.
El coordinador de la bancada de aquel entonces es el actual presidente del partido, Hugo Eric Flores, ex pastor evangélico, quien por su parte aseguró en una entrevista a “El País” lo siguiente:
Le voy a dar un dato: tres años después de la legalización del matrimonio homosexual en Ciudad de México hubo 3 mil 200 matrimonios y de ellos 2 mil no eran entre personas de esta ciudad. De los mil 200 restantes, tres años después ya se han divorciado 800. El matrimonio igualitario se ha convertido en una moda”.
Días después, la Consejería Jurídica de la Ciudad de México lo desmintió y le demostró que sus cifras están absolutamente alejadas de la realidad.
Es evidente que como parte de la estrategia de aglomerar a varios frentes, entre ellos el sector ultraconservador y evangélico, López Obrador buscó el voto y apoyo de esos votantes. El PES por su parte consideró una excelente oportunidad para que la alianza con el que iba por delante en las encuestas le permitiera, al menos, conservar su registro. Consiguieron un número importante: 8 senadores, 56 diputaciones, más de 100 alcaldías y la gubernatura de Morelos por medio de Cuauhtémoc Blanco. Pero ni con todo eso lograron su registro, no consiguieron ese anhelado 3 % ni en alianza con el ganador, ni descontando los votos nulos. Se extingue el partido y con ello una serie de prerrogativas, sobre todo recursos, dinero y publicidad.
La ciudadanía votó por candidatos, no por el partido y mucho menos por su peligrosa ideología.
El mensaje es claro, en 2018 un partido como Encuentro Social ya no tiene cabida en México.  

 

Nota escrita por

Armando Rivas Lugo

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