Vicepresidente de Venezuela hace un comentario vergonzoso
05 de marzo de 2013
El viernes pasado, primer día de marzo, Nicolás Maduro, vicepresidente de Venezuela hizo un comentario vergonzoso.
Para explicar lo anterior recordemos que el 8 de diciembre, casi dos meses atrás, se vio por última vez al presidente Hugo Chávez. Ese día, Chávez anunció su regreso a Cuba para continuar su tratamiento contra el cáncer. Desde entonces los rumores pueden resumirse en dos: los que sugieren que Chávez ya está muerto y los que dicen que la oposición inventa para desestabilizar al país.
Difícilmente podría esperarse otra cosa. El que la oposición esté molesta por la falta de información verificable es una postura correcta. Es obligación de cualquier gobierno actuar conforme a derecho y los ciudadanos deben supervisar que así se haga. Por otro lado, se entiende el esfuerzo del grupo chavista por mantener las cosas bajo control y así quedarse lo más posible en el poder. Muchos imaginan que si los chavistas no muestran fotos de su líder es porque ha de estar muy fregado; sin embargo, mientras no muestren fotos, pueden seguir diciendo que Chávez está mejorando.
Pero lo que resulta una burla es lo que dijo Nicolás Maduro el viernes pasado. El vicepresidente comentó que "el comandante (Chávez) está enfermo porque entregó su vida por quienes nunca tuvieron nada y por quienes no tienen nada". En pocas palabras, dijo que a Chávez le dio cáncer de tanto trabajar por los pobres. Y aquí la pregunta es, mi estimado radioescucha ¿por qué hay políticos que tratan a los ciudadanos de ingenuos? Es una vergüenza que Maduro haya intentado hacerle creer a los venezolanos que Hugo Chávez contrajo cáncer de tanto trabajar. Eso ¡que su abuela se lo crea! Se sabe lo que el poder ofrece a los presidentes de cualquier país: recursos casi ilimitados para mantenerlos sanos. Un megalómano como Chávez, seguramente tenía una vida placentera, además de atenderle los mejores médicos de Venezuela, porque su sueño era gobernar por muchos años. Al final, para su infortunio, le dio cáncer, aunque no dudamos que a más de uno le dio gusto.
Sería muy sano que los políticos mexicanos entiendan que los pueblos estamos hartos de palabras como las de Maduro y que esperamos de ellos discursos inteligentes, creíbles y con oficio. También nos gustaría decir que pronuncien discursos sinceros pero eso ¡ya es demasiado pedir!
Editorial del 5 de marzo 2013