Teodolito urbano

09 de julio de 2014

Teodolito urbano

 Amigos, buen día.

El tema sobre los problemas de la vialidad en Mérida no es nuevo, eventualmente opinamos, criticamos y se dicta sentencia según la percepción de cada usuario, pero sin llegar a resultados concretos.

De los muchos factores que intervienen en este nuestro caos vial, puedo enumerar cinco, para intentar plantear soluciones y acciones.

El primero, lo encontramos en las dimensiones de las secciones viales, ya que tanto las antiguas como las nuevas, son muy estrechas.

El segundo, tiene que ver con el incremento en tamaño y cantidad, del parque vehicular que transita en las vialidades.

 El tercero, la falta de una claridad en la estructura vial que defina su uso y cómo se circula o transita en ella.

El cuarto, la velocidad con la que los conductores nos desplazamos.

El quinto, la falta de educación vial. Circulamos como dueños y señores de un espacio vial que es común para los distintos usuarios, llámense: peatón, ciclista, motociclista, automovilista o chofer de cualquier vehículo de servicio.

La limitante de anchura se puede mejorar redefiniendo los orígenes y destinos, los sentidos del flujo y su capacidad, los usos de ésta, las velocidades apropiadas, y las preferencias, para facilitar la movilidad peatonal y vehicular segura y fluida.

Es impensable impedir el número creciente de vehículos, pero si podemos razonar sobre cuál sería el vehículo óptimo para nuestra movilidad en la ciudad.

Pero el tema medular es la educación vial, de la que todos somos responsables y que, en nuestro medio, es pésima. La cortesía vial es un valor que la mayoría conocemos, pero lo ignoramos. 

Por ello, en principio planteo  tres acciones:

La primera acción tiene que ver con nuestra actitud. Si queremos mejorar la “movilidad urbana”, empecemos por desarrollar la cortesía vial hacia los demás usuarios, a compartir con respeto el espacio vial.

La segunda acción es normativa, impulsando una estructura vial de la ciudad en función de una jerarquía. Esta redefinición vial traerá como consecuencia cambios en los usos del suelo y, para estas dos acciones, la participación ciudadana será fundamental.

La tercera acción tiene que ver con la autoridad responsable de llevarlas a efecto, y ésta obligación recae en el ayuntamiento, por ser un asunto de la ciudad, de sus vialidades y de los usos y destinos del suelo.

 ¿Seremos capaces de comprometernos para mejorar nuestra civilidad urbana?

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