Si bebe, no maneje
27 de marzo de 2013
Apenas unos miércoles atrás, los Yucatecos despedimos las fiestas de la carne con el entierro de Juan Carnaval. Ese mismo día, los católicos asistieron al templo para recibir ceniza. Hace seis semanas fue miércoles de ceniza.
La imposición de la ceniza se acompaña con las palabras "Arrepiéntete y cree en el evangelio". Pero no muchos años atrás, las palabras eran: "Polvo eres y en polvo te convertirás". Recordatorio de nuestro cercano vínculo con la nada; pero mientras tanto, estamos aquí... viviendo.
Durante estos días, viviremos experiencias distintas. Habrá quienes hagan ayuno, habrá quienes pasen hambre y quienes coman y beban en exceso. Muchas personas asistirán a los oficios religiosos, otras aprovecharán para adelantar deberes y encargos y otras, en tanto, disfrutarán las delicias de la playa. Encontraremos misioneros entregados a su apostolado, trabajadores laborando en hoteles y en la radio, pero también ciudadanos enredados en altercados.
Entendemos que para la mayoría, la Semana Santa es el tiempo de conmemorar la pasión, muerte y resurrección del Hijo de Dios. Son días idóneos para la reflexión interior. Son los días en que los cristianos refrendan su fe.
Sin embargo, y a pesar de muchos, también es tiempo de vacacionar. Y en una sociedad en la que el alcohol sirve como gran desinhibidor, seguro estará presente durante estos días. Por eso, si usted nos permite, terminamos esta sucesión de hechos con un consejo que nunca está de más, "si bebe, no maneje".
Editorial 27 de marzo 2013