Que pensamos, que sentimos antes y después de votar, científicos opinan.

Científicos se han dado a la tarea de investigar cómo funciona nuestro cerebro cuando de votar se trata y algunas curiosas reacciones fisiológicas post-elección.
Estudios muy serios sobre comunicación política y química del cerebro concluyen que las emociones, aparentemente más primitivas, tienen mucho que ver en nuestra decisión final al momento de emitir nuestro voto.
Un factor, no relacionado con propuestas y partidos, que influye mucho, según científicos Universidad Tecnológica de Texas, es que el candidato sea físicamente corpulento. Pues nuestro cerebro le asocia con "la supervivencia y la protección".
Otra cosa es el nivel de satisfacción con la propia vida, pues resulta que quienes están más contentos consigo mismos son personas más participativas en unas elecciones políticas por lo que acuden a votar.
Las personas insatisfechas, de acuerdo a un estudio de la Universidad de Baylor, prefiere abstenerse. Eso queda demostrado con que países con alto nivel de vida son países más participativos en su vida política.
Las personas que realizan más actividad física y cuidan su salud tienden a involucrarse más en los procesos políticos que quienes son más sedentarios. Los investigadores dicen que por eso algunas campañas aprovechan espacios deportivos para pedir el voto.

Por último, los niveles de testosterona masculina, cambian de acuerdo a los resultados.
Los votantes que ejercieron su sufragio por el que resultó ganador mantienen niveles estables de testosterona, mientras que los partidarios de los perdedores del sufragio sufren una caída sus niveles según revela un estudio de la Universidad de Duke y la Universidad de Michigan, en Estados Unidos.