No respetan línea amarilla en el Centro Histórico

11 de septiembre de 2017

No respetan línea amarilla en el Centro Histórico

Se dice que las calles son de todos. Es un derecho ciudadano disfrutar de ellas. Sin embargo, no para algunos, sino para muchos, la calle es su oficina, su lugar de trabajo. La clave para desempeñarse en la jungla de cemento, tal como la definió Héctor Lavoé en su recordado tema Juanito Alimaña, es llegar primero y fijar sus propias leyes.

Por ejemplo en la calle 66 del Centro Histórico, entre 65 y 71, se estacionan los que pueden, no los que quieren. Los viene-viene se apoderan de los espacios a través de la utilización de conos. Rafael Rodríguez, opera en la misma calle con 67. Es trabajador de una oficina que le presta servicio al Consulado de Estados Unidos, y aunque no es una dependencia municipal ni diplomática, el sexagenario se esconde bajo la aprobación de su patrón.

“Trabajo ahí  hago limpieza. Para no irme a la casa temprano, me dijo que para ganar una lanita  pusiera mis conos y organizar los carros. La policía viene de vez en cuando pero hay que estar jugándola”

Por la misma calle, cerca de ahí se encuentra también Heriberto Poot, una persona afable y que saluda a todos sus clientes con una sonrisa. No exige pago alguno pero los que llegan a estacionar su coche, le dejan una, dos o tres monedas, incluso hasta billetes azules o rosados. Poot asegura que cuenta con los papeles necesarios para demostrar que cuenta con el aval de Ayuntamiento para trabajar en esa calle…

“Alguien me dijo que yo venga acá. ÉL tenía la concesión de esta calle pero como estaba enfermo de la columna, se fue él y me quedé solo”

Incluso, muchos de los que visitan el centro, prefieren buscar un puesto en la calle antes que colocar el coche en un estacionamiento privado. Esa fue la explicación de Francisco Chalé…

“Hace un año subió. Estaba a 10 pesos y ahora a 20 o 25. En la calle está más seguro, porque en un estacionamiento te lo chocan y no hay seguro”

Uno de los casos más puntuales que demuestran que en ocasiones las calles no pertenecen a todos ocurrió este jueves. En la  68 entre 65 y 67 del centro, amanecieron diversos conos que ocupaban gran parte de la banqueta. Los objetos color naranja fueron colocados por la seguridad del ISSTEY, bajo el consentimiento, de sus propias autoridades.

“Solo por el evento.  Del ISSTEY, entonces los del sindicato pidieron siete camiones y cerramos la calle para que se estacionen los camiones. Lo que es del ISSTEY tienen permisos ellos”

 

Los guardias de seguridad aseguraron que solo siguen órdenes de sus superiores de la institución pública, la cual no es precisamente la que regula el uso de los espacios compartidos. Aunque en la zona circulan constantemente la policía estatal y municipal, los viene-viene ya trazaron sus propias reglas.

Nota escrita por

Ronald Rojas

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Las personas estacionan sus vehículos con la autorización de los llamados “viene-viene”

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