Los niños y la muerte, ¿cómo superar eventos dolorosos?
30 de marzo de 2017
Trágicos fueron los hechos en los que perdió la vida Emma Gabriela Molina Canto, quien fue asesinada el pasado lunes; pero aún más terrible es que todo esto ocurriera en presencia de sus hijos.
Desafortunadamente, este no es el primer caso en Yucatán en el que un menor es testigo de la muerte de uno de sus padres, por lo que es necesario buscar el apoyo de profesionales en Tanatología, es decir sobre la muerte, sus causas y sus fenómenos, para poder ayudar a los pequeños a asimilar sus sentimientos ante esta situación.
Según indicó Paulino Dzib Aguilar, especialista en Psicología Clínica Infantil, para menores que se encuentran alrededor de los 11 años, la claridad de lo que pasó es de “alto impacto”, por lo que debe ser atendido por un experto en intervención de crisis, para abordar los elementos cognitivos, que se refieren al tipo de pensamientos que está teniendo; afectivos, que son los sentimientos; e interpersonales, es decir si se afectaron sus relaciones con otras personas.
“Muy probablemente se encuentran en un período que se llama ‘negación’ donde el impacto de lo visto le lleva a alejar sus emociones para que la niña no se sienta tan mal; entonces muy probablemente –ya pasaron alrededor de 24 horas- va a empezar a llorar, va a empezar a desorientarse, y habría que evaluar qué condición de pensamiento, que condición afectiva le está dejando el suceso”
Sin embargo, agregó que también es recomendable que la situación evolucione para que sea el propio menor quien “acomode” lo que vivió.
“La construcción de muerte en este momento no está establecida y ellos todavía están albergando esperanza; nada más que no hay que dejar en confusión, que esto no solamente sucede en los niños, también puede suceder en los adolescentes y los adultos cuando están en la etapa de la negación porque sirve para protegerse emocionalmente; entonces, si los niños hoy están preguntando cuándo va a regresar su mamá, es importante que de acuerdo a a su condición afectiva, el terapeuta o el tanatólogo vaya evaluando la pertinencia de ir acercándolos a lo que sucedió”.
Parte importante de esta evaluación es determinar si el evento se debe abordar de manera familiar o trabajar con cada uno de los individuos involucrados con el evento; ya que en el caso de familias muy unidas les sirve mucho abordar estos temas de manera grupal…
“El primer punto es la evaluación, y hay que evaluar si el tema se va a abordar con una persona o se debe abordar con toda la familia porque si hay una fortaleza de integración familiar el duelo va a ser menos costoso, va a haber menos afectación afectiva”.
El especialista destacó que los medios de comunicación deben seguir ofreciendo a las familias los mecanismos y fórmulas para que se apoyen socialmente; no obstante, también enfatizó que, amigos y conocidos, deben darle espacio a los afectados para que vayan transitando su duelo…
“Que estén a un lado y esperen que la familia les pida, no sean intrusivos, sino que la familia tenga la sensación que pueden extender la mano y ahí está el tío, ahí está el amigo, ahí está el familiar… porque, y te voy a dar una métrica que es muy importante, un duelo de esta magnitud, mínimo para que puedas tener un acomodo va alrededor de tres meses, el promedio de un duelo va de seis meses, y la realidad va de un año”
Es decir, este ‘año’ incluye una serie de etapas emocionales que se deben tomar en cuenta para saber qué tipo de atención requiere la familia.
Nota escrita por
Subiria Duarte
Escucha la nota
Se recomienda a la familia buscar ayuda profesional y dar el tiempo necesario para que un niño se recupere de algún evento traumático