Las posadas una tradición que ha ido cambiando

11 de diciembre de 2014

Las posadas una tradición que ha ido cambiando

Las  posadas son toda una tradición y están dedicadas a conmemorar el peregrinar de José y María por los rumbos de Belem, y en México se comenzó a celebrar desde tiempos de la Colonia.

Recordemos que José, acompañado de su esposa María, caminó desde la ciudad de Nazaret a Belem para cumplir con sus obligaciones fiscales. Nueve días les tomó arribar a su destino. Al llegar, la Virgen estaba a punto de dar a luz a su hijo Jesús. Al ser rechazados del mesón y de varios hogares, tuvieron que refugiarse en un establo que personas bondadosas les habían ofrecido. Este pasaje se conmemora en varios países del mundo católico durante los nueve días anteriores a la Nochebuena.

En México, existe constancia de que en 1587, el religioso agustino fray Diego de San Soria, párroco del convento de San Agustín Acolman, en el actual Estado de México, solicitó y obtuvo una autorización del entonces Papa Sixto V para celebrar anualmente, en esa sede y otras del Virreinato, misas de aguinaldo que recordaran aquel lamentable suceso desde el día 16 y hasta el 24 de diciembre.

En un principio esta fiesta se desarrolló en los atrios de los conjuntos religiosos, después se extendió hacia la vía pública, para el siglo XIX Las Posadas se encontraban ya firmemente instaladas en el interior de las casas, pero las concentraciones en las calles y en las iglesias no  acabaron. Existen reseñas de aquellos años que describen varios tipos de posadas llevadas a cabo por diferentes grupos sociales como los de la alta aristocracia, quienes celebraban con fastuosidad y sin escatimar en decoración, belleza y variedades de figuras para el nacimiento y fuegos artificiales.

 Por su parte, en las casas de la clase media se solía festejar durante nueve veladas. Los hogares eran adornados con heno, ramas de pino, farolas de papel o vidrio, y se celebraba la posada de manera muy parecida a la actualidad, pero con la diferencia de que en aquel tiempo se tronaban ruidosos cohetes y se rezaba al momento de la entrada de los peregrinos, después de pedir posada.

Actualmente las posadas se han convertido en bailes de salón, donde ya no se recuerda la razón del festejo. Sin embargo, vale la pena revivir la tradición de las posadas clásicas.

Se realizan durante nueve días en los que se recuerda el peregrinar de José y la virgen María.

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