Juan Pablo II le dio vida al Poniente de esta capital

25 de abril de 2014

Juan Pablo II le dio vida al Poniente de esta capital

Y vino el sembrador y su simiente dio frutos: 21 años después de albergar la multitudinaria misa celebrada por su santidad Juan Pablo II, aquellos terrenos del Poniente meridano, seleccionados para la Eucaristía por su amplitud, constituye uno de los desarrollos urbanos más grandes y significativos de Mérida, al grado que se extiende ya hasta la ex Hacienda de Tixcacal Opichén, que actualmente alberga fraccionamientos hasta el periférico y más allá, donde se ubica Caucel.

 

Los “xoclanes” marcaban entonces los límites de la ciudad hacia el Poniente y para llegar allá aquel 11 de agosto de 1993 hubo que repavimentar las vialidades. Los organizadores seleccionaron un sitio amplio, propiedad del gobierno del Estado, que el Ayuntamiento de Mérida presidido entonces por el alcalde interino, Lorenzo Duarte Zapata, mandó a limpiar la zona para que unas 600,000 almas acompañaran entonces al Papa Bueno, el Papa viajero.


¿Lo nuevo? En el lugar se levantó una gran cruz de metal que presidiera el altar de la celebración, una cruz que permaneció en el sitio varios años como testigo solitario de aquella entrega de los fieles peninsular al Pastor de la Iglesia, y que luego dio pie al fraccionamiento que hoy lleva el nombre del Pontífice, Juan Pablo II, donde luego se construiría una iglesia y posteriormente se extendió la capital yucateca.


La zona de ayer dista mucho de la hoy, donde existen conjuntos habitacionales, plazas comerciales, avenidas y puentes, industria y comercio; sus tierras han adquirido notable plusvalía y hay quien comenta que el Santa Padre les trajo un buen augurio.


Hace 21 años Mérida terminaba con los límites de la Mulsay, recuerda la ex Alcaldesa Ana Rosa Payán Cervera
, ya existía el plan para expandir la ciudad y crear un nuevo fraccionamiento al poniente de la capital yucateca, pero aún no tenía nombre. La visita del Papa Juan Pablo II a Yucatán fue el acontecimiento que dictaminó la nomenclatura de la zona que se construyó tras su visita.

 
"Ya había planes de construcción, pero no se habían concretado, precisamente porque no se había empezado el fraccionamiento hubo la oportunidad de limpiar el terreno y adecuarlo para que la gente pudiera caminar, nosotros repavimentamos el circuito colonias para que pudiera tener más fácil acceso la gente" indicó.
 
En agosto de ese año, todo el mundo volteó la mirada a una de las cinco Méridas que existen, el mapa destacó a la ciudad como nunca antes, la prensa nacional e internacional hicieron su labor, unos 600 mil fieles se dieron cita en esos terrenos, que fueron testigos de una visita trascendental y posteriormente donde se ubicó el altar al que subió Juan Pablo II, se edificó una iglesia que ahora lleva su nombre.
 
Para la ex Alcaldesa meridana la visita del Jefe de estado del Vaticano de ese entonces, Karol Wojtyla fue una experiencia tanto extraordinaria como lamentable, en contraparte, para los fieles fue una grata experiencia, ya que el paso del Papa viajero no tuvo incidentes en la demarcación.
 
"Fue una experiencia extraordinaria y para mí de alguna manera algo lamentable, en el sentido que yo era la presidenta municipal con licencia en ese momento, porque no me tocó oficialmente recibirlo, y me hubiera encantado tener la satisfacción de haber sido la anfitriona junto con la gobernadora" finalizó.

Mérida vive una transformación extraordinaria en el Poniente, donde hace 21 años los peninsulares le dieron la bienvenida al Papa Viajero.

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