Hablando sobre la vida y la muerte...

 “Amor constante más allá de la muerte, polvo serán, más polvo enamorado; mis huesos, mis medulas, todo lo que yo he amado en esta vida no puede terminarse con la muerte…” así es como aborda la vida y la muerte Francisco de Quevedo, dos conceptos encontrados que el poeta Vicente Quirarte abarca en su obra “El amor destruye lo que inventa” cuyo título toma del verso acuñado por Francisco Hernández. 

Ante la paradoja de la existencia efímera y constante de los contenidos en la red, comunicación instantánea y la enajenación del ser humano, en particular de los jóvenes digitales, el escritor asegura que hay que darse un tiempo para reflexionar sobre todo en un tema como la muerte, sin temor, ya que es parte de la vida misma… 

“Ellos no tienen conciencia de la muerte, no piensan en la muerte, y los entiendo, que bueno que viven en ese presente inacabable, invencible, pero entre más reflexionemos sobre ella, entre más nos acostumbremos, será una presencia ausente, insisto, la muerte es parte de la vida, es parte de un fenómeno, es la sensación de la vida, entonces forma parte de ella…” 

Agregó que el mexicano tiene un trato cotidiano con la muerte, que sorprende a extranjeros por ver ataúdes en un aparador o como la gente se ‘come’ a la muerte en las calaveras de azúcar… 

“Esos gestos que para nosotros son tan cotidianos, tan rituales, tan normales, pues a otras culturas representan un choque tremendo, nosotros cotidianamente vivimos con la muerte como dice el lugar común… el mexicano se juega la vida diariamente, se juega la lotería y se juega en un volado la vida y la muerte…” 

Por último, el poeta destacó la importancia de que los pueblos autóctonos conserven las tradiciones que tienen que ver con la muerte, como es el caso del Hanal Pixán en Yucatán, ya que costumbres extranjeras invaden cada día más nuestro territorio sobre todo entre las clases acomodadas… 

“Porque es la única manera que podemos oponernos al Halloween y a todas esas tonterías… bueno, no tonterías porque finalmente tienen una raíz también ritual, profunda, pero se ha banalizado, desgraciadamente es una costumbre que en Estados Unidos se ha banalizado y que por desgracia también nos ha llegado y está amenazando seriamente nuestras tradiciones…”