Fieles a la tradición, los yucatecos visitaron a sus fieles difuntos en los cementerios.

En el día de muertos, el Cementerio General de Mérida se mostró con vida. Las personas entraban y salían y los locales de venta de flores estaban concurridos de clientes. Cada uno de los visitantes expresaba un motivo diferente del porqué estaban en el camposanto un dos de noviembre, aunque todos coincidían en que son fieles y creyentes de la tradición, en torno a que se cumple con el reencuentro de los vivos y los que ya se adelantaron.

Por ejemplo, Verónica Rivero fue a ver a sus ancestros.

“Visitamos a mi abuelita y a mis bisabuelos que están enterrados en este, lugar lo hacemos el dos de noviembre, que es cuando no trabajo y vengo a visitarlas”.

Claudia Ortiz Madera hizo lo propio, pero acompañó a su abuela de más de noventa años de edad.

“Normalmente, vinimos un poco antes para que cuando ya sean los días principales, tenga ya sus flores, por cuestiones de tiempo, vinimos hoy, yo por primera vez vengo el mero día”.

La abuela responde al nombre de Hayde Ceballos. En su aspecto físico se revela las nueve décadas que ya cuenta en este mundo. Su hermano y sus abuelos, ocupan la primera fila del Cementerio General de Mérida.

“Un hermano y mi abuelito, es la familia Ceballos Martínez… Así es aquí teñimos la escarpita y mi mamá quería hacer una fosa, pero no le dieron el permiso, teníamos una placa y, pero cuando hicieron la escarpa bajaron la placa que era de mármol”.

Por su parte, la familia Uicab Cab cumple con la tradición en procesión. Para visitar a todos sus familiares que ya se adelantaron, van al cementerio de Kanasín, al de Xoclán y al mismo Cementerio General.

“A mi abuelito, mi bisabuelo, mi tío Don Aniseto, si todos los dos de noviembre solo por la pandemia no, vinimos porque falleció mi mamá y falleció uno de mis hermanitos”.

Ya con menos vestigios de la pandemia del coronavirus, el Hanal Pixan se sintió en los cementerios de Mérida.