En la codicia del Poder
03 de octubre de 2017
El dos de octubre de 1968, en la plaza de Tlatelolco, cientos de jóvenes tiñeron con su sangre el camino hacia las libertades democráticas. Ese mismo año también se suscitaron movimientos juveniles en Estados Unidos, Paris y Checoslovaquia.
Cuarenta y nueve años después, el péndulo empieza a cambiar de dirección y la sociedad coquetea con la extrema derecha: tenemos el Bretix, el fenómeno Trump, Maduro en Venezuela y ahora el movimiento separatista Catalán.
Efecto de espejo roto.
Entre los restos del espejo se reflejan líderes mesiánicos que desean controlarlo todo. Después de la segunda guerra se buscó diluir las fronteras entre los estados para evitar un tercer conflicto mundial, sin embargo, el camino de la globalización se empantanó en el fandango de la distribución de la riqueza. A los países se les quitó fuerza y el capitalismo salvaje hizo de las suyas. El resultado, sociedades consumistas que exigen la felicidad inmediata, paradas en la explotación laboral de muchos que es aprovechada por élites sedientas de poder y control, un poder y un control que les permita resurgir ducados… con el deseo de convertirse en imperios. El resurgimiento de los estados nacionalistas no va a resolver los problemas, simplemente porque no habrá cómo. Para satisfacer sus necesidades buscarán devorarse al país vecino. Recuerdo de joven haber escuchado que cuando le preguntaron a Albert Einstein cómo sería la tercera guerra mundial, contestó: “no lo se, pero sí se como será la cuarta, con piedras y palos”. Aquí en Yucatán, la administración de Rolando Zapata Bello acaba de cumplir su quinto año. Los resultados obtenidos sorprenden a muchos, causan envidias pero no alegran a todos. El año que resta a su mandato definirá su dimensión como estadista… pero no será fácil, debido a que son muchos los que desean revolver el río y treparse en la silla del poder.
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Nota escrita por
Bernardo Laris
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El Espejo Roto