El silencio no es para los inocentes...

Es bien sabido que en el tema de deserción escolar en nivel superior  la dificultad económica es el factor preponderante, le siguen los    embarazos no deseados, y en un menor porcentaje, pero no deja de ser recurrente,  la mala elección de especialidades. 

Esta semana de Tizimín llegó información de una estrategia  que se me hace plausible.

En ese municipio la mayoría de las escuelas de nivel medio superior y superior presentaron a alumnos de nuevo ingreso las especialidades y el plan de estudios que manejan,  y para complementar este plan, ahora se dirigirán a los padres.

¿Por qué celebro esta estrategia?... bien, déjeme compartirle mi experiencia que tuve a los casi 16 años, cuando salía de la secundaria, con ganas de seguir estudiando alentado por mis padres que siempre me decían “se alguien en la vida”,  ese “alguien” tendría que formarse, seguir estudiando,  pero… ¿Qué estudiar? ¿Para que soy bueno? ¿Dónde tendría más oportunidades de desarrollo según mis capacidades?, preguntas que quizás uno no se hace a esa edad y quizás nuestros padres pudieran responder porque quien  mejor que ellos que nos conocen de toda la vida.

Pues bien,  al no existir en ese momento una estrategia como la que aplaudo ahora, decidí estudiar el bachillerato para formarme en una carrera técnica y después buscar alguna ingeniería , situación que nunca sucedió, porque a decir verdad a medio camino me di cuenta que eso no era lo mío, así había perdido no solo dos años de estudios, sino también capital económico de la familia, afortunadamente tuve el apoyo de mis papas que me siguieron costeando hasta tener una licenciatura, sin embargo no todas las familias quizás puedan lógralo, por eso es importante dirigir a los jóvenes hacia un futuro ideal, partiendo de aptitudes personales, anhelos, sueños, con programas manejados por especialistas, con verdaderos orientadores vocacionales que los apliquen, y a partir de los  resultados cotejar con los padres de familia, para resolver una tarea muy importante, el futuro de jóvenes, de nuestros hijos.

Hay un trabajo importante en las escuelas de México con los alumnos, pues  no solo se trata de hacer que aprueben materias parcial tras parcial, si no de encaminar a humanos hacia una vida plena, integral, de amar en lo que uno trabaja, y eso se logra con una verdadera orientación vocacional.

Preguntemos seguido, ¿qué quieres ser de grande?