El silencio no es para los inocentes

A pesar de que la cultura del cuidado  animal va asimilándose poco a poco en Yucatán,  todavía no podemos afirmar que el maltrato a estos seres  es cosa del pasado.

En algunas casas no solo del interior del Estado sino también de su capital todavía es común ver en los patios, terrazas o techos  canes amarrados día y noche, con lluvia y sol, si al caso un traste sucio  con  agua, y  cuando el animal tiene suerte le tiran sobras sin que pase por la cabeza del dueño del perro que estos también deben llevar una dieta balanceada por salud, esto si se aplicara la ley también es maltrato animal y se debe castigar o mínimo cambiar la fortuna de estos animales.

Si bien hoy en día existen campañas de esterilización y conciencia, aún falta por trabajar para humanizar, todavía sigue latente la vil y cruel tortura a un cachorro hace casi dos años en Tizimín cuando unos drogadictos pandilleros  lo violaron y le sacaron los ojos.

O las salvajadas hechas por el “Mata-perros” de Tekax que no solo asesinaba a canes de la calle si no que ya muertos los paseaba arrastrados por la comunidad, siendo apenas  este,  el primero  caso que fue castigado por las autoridades locales, por crueldad animal.

Según cifras oficiales hasta el inicio de este año había 50  mil perros callejeros,  de los cuales  el 80%  proviene de un hogar del cual fueron echados, esto a raíz de que aún no hay un buen hábito  sobre la tenencia de animales domésticos.

Mañana es noche buena con ella llegan regalos y algunos han pensado que Santa regale un animalito, pero ya se han puesto a pensar que no solo es una noche, sino es  estar pendientes de cuidados, tener el dinero para solventar vacunas, comidas que serán durante todo el tiempo que viva la mascota.

 Los animalitos inconscientemente son tomados como objetos, como pertenecías más que como compañeros de vida, el tener una mascota es un compromiso, es fraternidad, es amor no un enamoramiento de dos meses.