El hombre que aprendió a ser feo
14 de septiembre de 2016
Robert Hoge, nació con un tumor del tamaño de un puño justo en medio de la cara, y desde ese momento su vida cambió, pues su rostro comenzó a deformarse conforme esta protuberancia comenzaba a desarrollarse, a tal grado que sus ojos se ensancharon y su nariz terminó aplastándose.
Después de un tiempo, Robert perdió la oportunidad de saber cómo sería su cara si esto no hubiera pasado y dejó de ser estereotipo de belleza, al que estamos acostumbrados.
Los años pasaron y Hoge asimiló que su físico es sólo una parte de sí mismo; sin embargo, se enfrentó a las miradas y las críticas de cientos de personas, que gracias a su madurez fueron siendo insignificantes en su vida.
Ahora, Robert sabe que es difícil enfrentarse a este proceso que le tocó experimentar y sabe que la forma en que lo ven los demás es algo que ya no pega en su espíritu, pues asegura que el verse al espejo todos los días es una manera de aceptar que es feo.
"El primer problema en torno a la fealdad es fingir que no existe", asegura este hombre, quien dio una entrevista a la revista Time, en la que emitió las siguientes frases con las que busca que otros en su misma posición se acepten como son.
Estas fueron sus frases:
La fealdad no es la ausencia de belleza
"Un rápido vistazo a la historia demuestra que la definición de la belleza va cambiando, es solo una forma de la moda".
"Debemos dejar de tratar de convencer a la gente que las diferencias físicas no importan".
"La belleza es un espacio impugnado. Las nociones de lo que es y lo que no es bello cambian constantemente".
"Nadie, excepto tal vez los supermodelos, serán guapos si definimos la belleza como un único punto en una línea al lado contrario de la fealdad. La belleza no es el punto final de un mapa, sino un millón de destinos diferentes con un millón de formas distintas de llegar a ella".
Nota escrita por
Subiria Duarte
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Su filosofía es un ejemplo de vida, y quiere compartir su experiencia con los demás