El enigmático Cristo indígena de Maní
05 de mayo de 2014
Entre las riquezas misteriosas y poco conocidas que hay en Yucatán destaca la escultura pétrea conocida como el Cristo Indígena de Maní, cuyas características representan, a excepción del rostro, los rasgos físicos y la indumentaria de un natural del Mayab.
El doctor Jorge Victoria Ojeda, uno de los especialistas que ha estudiado con más extensión la obra colonial, relata que durante muchos años el crucifijo estuvo en el claustro del convento de San Miguel Arcángel, de Maní, hasta que aproximadamente en 1915 un profesor que llegó al pueblo y que seguía las ideas antirreligiosas de Salvador Alvarado lo derribó y lo fragmentó en tres partes.
La escultura pétrea fue reconstruida y actualmente la obra de piedra tallada está en el templo del convento de Maní, población del Sur de Yucatán reconocida por el Auto de Fe que ejecutó fray Diego de Landa en 1562.
El historiador Miguel Bretos señalaba que un poblador de Maní le comentó que la figura del Cristo es la de un maya. Mide 84 centímetros de altura.
Sobre este enigmático del siglo XVI, el doctor Jorge Victoria Ojeda, quien es especialista en arquitectura colonial, comenta que la escultura muestra sencilla vestimenta que consiste en un pantaloncillo corto conocido en maya como “cul ex” y en su costado derecho hay un elemento que asemeja un bolso de fibra de henequén llamado sabucán, donde parecen salir mazorcas de maíz. También hay un artefacto alargado, que podría simbolizar un instrumento de labranza.
“La figura del Cristo es corta y rechoncha. Tiene miembros, tronco y cabeza demasiado grandes para las dimensiones cuerpo”, apunta el historiador.
El Cristo Indígena de Maní es una cruz atrial que servía para presidir ceremonias religiosas en el conjunto conventual de Maní. Los historiadores dicen que fue esculpido con rasgos mayas para garantizar el éxito de la evangelización en la población, capital del reino prehispánico de los Xiues.
Una de las riquezas del arte sacro novohispano poco conocidas de Yucatán.