El ángel que cuida incondicionalmente a una niña con esclerosis tuberosa

05 de febrero de 2013

El ángel que cuida incondicionalmente a una niña con esclerosis tuberosa

En plena moda de la equidad de género, una cansada mujer de Chicxulub Pueblo constata con su propia vida que en Yucatán las mujeres son los pilares de fortaleza, sobrevivencia y superación de toda familia en medio de la más amarga ausencia de la figura varonil y las duras carencias económicas.
El 10 de abril de 1995, la vida de la modista Ricarda Pool Chan cambió significativamente con el nacimiento de su única sobrinita Clara Andrea Pool Chan. Desde entonces se convirtió en el ángel de la niña y se olvidó de la costura, cuyos modelos fueron algún día presumidos por una persona de su pueblo en San Francisco y Nueva York.
Clara Andrea padece esclerosis tuberosa que le ocasiona parálisis, inmovilidad y deformaciones en su cuerpecito. Su madre Emilia Chan Matú, mejor conocida como Clarita, padece un alejamiento mental que la ausenta de la realidad. Su padre, el anciano albarradero Andrés Pool Chan, poco a poco pierde la visión en Chicxulub.
En medio del asombro y la admiración, la doctora Beatriz Negrón Corrales y la psicóloga María Luisa Pardo Cué expresaron que su agenda diaria no se compara con las jornadas diarias de doña Ricarda Pool, quien atiende a Clara Andrea, trabaja para la clínica local, recorre el pueblo bajo en sol y administra una rústica mercería.
A pesar de las injusticias que afronta en su amarga vida, como el despojo, Ricalda Pool Chan, de 70 años, se inclina con humildad ante su propio destino y pide a Dios el cuidado de su sobrinita Clara Andrea, pues es consciente que nadie es eterno a pesar de las riquezas y el espejismo del poder humano.

El 10 de abril de 1995, la vida de la modista Ricarda Pool Chan cambió significativamente con el nacimiento de su única sobrinita Clara Andrea Pool Chan. Desde entonces se convirtió en su ángel.

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