El abandono es el mayor castigo

29 de febrero de 2016

El abandono es el mayor castigo

Contrario a los recientes informes de la CODHEY Miguel, uno de los internos del Cereso de Mérida,  que recién purgo una condena de 14 años, afirmó que las condiciones de vida dentro del reclusorio  no son tan malas, aunque su peor castigo fue el abandono de su familia.

En días pasados, informamos sobre algunas recomendaciones que la Comisión de Derechos Humanos del Estado (CODHEY) hizo a las autoridades del Centro de Reinserción Social (CERESO) de Mérida, sobre las condiciones en las que se encuentra, así como algunas deficiencias que encontró y que podrían afectar a los reos, como la falta de atención médica y las malas instalaciones.

“Miguel” –quien pidió al reportero no decir su verdadero nombre- estuvo recluido todo ese tiempo pues su esposa lo acuso de violación, después de que terminarán en malos términos un proceso de divorcio; aseguró que al entrar su vida cambió radicalmente, ya que luego de esta acusación toda su familia lo abandonó, en todos estos años nadie lo visitó e incluso llegó a pensar en el suicidio.

 “Por momentos tristes, otras más o menos; con el tiempo me logre adaptar, estando en el deporte, la escuela, los compañeros; por esa parte está bien y tranquilo, al principio un poco difícil, la sentencia, pensar los años que vas a pasar, el ambiente cuando estás llegando; pues no fue fácil, al transcurrir el tiempo me iba adaptando” señaló.

Recordó que al ingresar al Cereso, tuvo que cambiar todos sus hábitos, pues en su hogar estaba acostumbrado a desayunar a las 9 o 10 de la mañana y en el encierro, todo cambia; relató que a las 7 de la mañana los despiertan para el pase de lista y desayunar, después realizan sus actividades, ya sea en talleres, la maquiladora o deporte.

La comida es a las 12 y a las 6 de la tarde la cena; al concluir, deben retirarse a sus áreas y después de las 9 de la noche, ya nadie puede estar fuera de los módulos.

 “Es indescriptible el llegar preso, no lo puedo describir, es doloroso, es pensar que todo se te acabo, no sé cómo decirlo, porque es muy difícil; todo se acaba, te deprimes, no ves salida, estás vivo pero sufres el hecho de pensar que vas a estar muchos años, por momentos pensé en salida más fácil, pero bendito sea dios salimos adelante” explicó.

Fue gracias a las actividades que se realizan en el Cereso que “Miguel” logró salir adelante, pero lo más importante, es el apoyo incondicional que encontró tanto en sus compañeros como en las autoridades que ahí laboran; ya que cuando se observa que un interno está mal anímicamente o de salud, se les proporciona atención.

Al preguntarle qué fue lo que consideró como bueno o malo dentro del Centro, comentó que lo malo es el encierro, ya que ninguna persona querría pasar por esto; pero en su experiencia, predominó lo bueno, como que a pesar de estar recluido fue tratado con dignidad.

Explicó que aunque muchos tengan la idea de que por estar “adentro” su calidad de vida es baja, no es así, pues cuentan con atención médica, psicológica y les brindan sus tres comidas. Además, el director Francisco Brito, siempre está al pendiente de ello, de que no haya riñas y que todo se desarrolle en armonía.

 

Ahora que se encuentra libre, reconoció que le fue difícil dejar a sus amigos, porque ahí adentro son como familia, sin embargo dice que ahora le toca volver a iniciar desde fuera y pidió a la sociedad que no los traten de forma despectiva; ya que si bien cometieron un error, en el Centro de Reinserción Social los ayudan a comprender la situación y buscar un nuevo estilo de vida.

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Tras ser acusado de violación, “Miguel” pasó 14 años en prisión

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