Dos de febrero una gran tradición

Cada  2 de febrero es día de la Candelaria, se recuerda cuando el niño Jesús fue presentado por sus padres en el Templo de Jerusalén, según la tradición Judía; con esto se marcaba el fin de la temporada navideña.

Hace muchos años se les pedía a las mujeres presentarse cuarenta días después del parto para purificarse, esto lo debía hacer acompañada de su marido para presentar al su primogénito varón para ser consagrado; de igual forma debían de llevar un cordero o una paloma en forma de ofrenda.

Por ello Jesús fue presentado el 2 de febrero fecha en que se había cumplido el lapso de 40 días desde su nacimiento el 24 de diciembre.

Ahora se preguntarán ¿Por qué  en México ese día comemos tamales?

La respuesta es sencilla, si recordamos, el 6 de enero todos partimos la rosca de reyes; este es un acto simbólico en el que recordamos los regalos que Melchor, Gaspar y Baltazar le dieron al niño Jesús, la persona que “saco el niño” se convierte en su padrino por lo cual debe ofrendar algo sagrado como el alimento, y es que en  realidad puede ser cualquier otro platillo, pero desde hace años la tradición son los tamales.

En este día, las figuras del Niño Jesús deben ser levantadas, se llevan a vestir y a bendecir, acompañado de una vela, estás simbolizan la luz, de aquí viene el nombre de “Fiesta de las Candelas” o “Día de la Candelaria”

Pero esto no es lo único que celebramos, ya que además es el Día de la Virgen de la Candelaria, y la historia relata que su aparición fue en Tenerife, una de las Islas Canarias.

Según la historia la Virgen apareció en 1392 a dos personas que pastoreaban un rebaño, al no saber quién era ella la intentaron alejar del camino, pero no pudieron así que llamaron a su rey quién llevo la imagen a su Palacio; al ser testigo de varios “milagros” el Rey ordenó que se honrara esa figura y la llamo “La Extranjera”

Años después un hombre llamado Antón les dijo a todos que ella era una representación de la Virgen María, la Madre de Dios y pidió que se le busque un lugar en el que todos la pudieran venerar y así sucedió.

Para el año de 1826, una terrible tormenta azotó Tenerife lo cual provocó que las aguas se llevaran la imagen; se cuenta que hicieron todo lo posible por encontrarla pero al no lograrlo se acordó mandar a construir una nueva imagen que fue presentada el 2 de febrero y se le nombró “Señora de la Candelaria”.