Demanda del ayuntamiento
24 de abril de 2013
El ayuntamiento de Mérida presentó una denuncia penal contra quienes resulten responsables por lo que pudiera ser un desvío de más de doscientos millones de pesos.
La denuncia pudiera involucrar a todos los directores del pasado gobierno municipal de Mérida, en particular al tesorero Carlos Bastarrachea Lara. De alguna manera, lo que bien podría llamarse "Crónica de una demanda anunciada" desata la jauría dentro del juego político entre PRI y PAN con miras a consolidar posiciones dentro del erario.
Los ciudadanos habíamos visto, primero con incredulidad, y después con asombro, una gran armonía entre gobierno del estado y el ayuntamiento de Mérida. Para muchos, la esperada demanda contra la mala administración anterior se tardaba.
Con esfuerzo se recuerdan un par de acusaciones contra Doris Candila que la misma Doris quiso aprovechar para a su vez amenazar a los medios de comunicación. Hubo dimes y diretes, pero el tiempo tranquilizó las aguas. No pasó a mayores.
Sin embargo, esta semana se presentó la tan famosa demanda. Ahora sí, el ayuntamiento mueve fichas y deja la pelotita en la mesa del PRI. La demanda esta interpuesta pero ¿permanecerá ésta durmiendo en algún escritorio? ¿Acaso será secuestrada? ¿Qué dirá la opinión pública si, tras ser analizada por los jueces, resulta que no procede por inconsistencias, por falta de pruebas o por no existir delito que perseguir?
Si la demanda procede, entonces quedaría al descubierto que sí hubo rapiña en la anterior administración, pero por otro lado, el discurso del Presidente Enrique Peña Nieto ganaría credibilidad al verificarse que ahora sí se hace justicia.
Por otro lado, si los funcionarios de Angélica Araujo resultan inocentes, habrá quién opine que los panistas sólo demandaron para aprovechar la conveniencia mediática pero que nunca hubo nada que perseguir. También es fácil imaginar que habrá quien opine que con el dinero de los malosos se limpiaron los expedientes.
Esta "Crónica de una demanda anunciada" tiene muchas aristas a las que, como sociedad, deberemos estar atentos. Vale la pena aprovechar este caso para que entre todos empujemos en la dirección de la construcción del estado de derecho y no simplemente disfrutar de una apoteótica cacería de brujas.
Editorial 24 de abril 2013