Caso #ladyprofeco
29 de abril de 2013
El pasado viernes se suscitó un evento que pensamos había quedado en el pasado macabro de los servidores públicos anteriores. Pensamos por un momento que la modernidad y la legalidad, pero sobre todo la confianza en las autoridades que tanto pregonan en sus discursos, había impregnado a todos aquellos que ostentan un cargo público. Sorpresas nos da la vida.
Lo anterior viene a tema y lo ponemos al tanto amable radioescucha de un indígnate hecho de prepotencia.
Resulta que la hija del titular de la PROFECO; Humberto Benítez Treviño, pidió a verificadores de esta procuraduría, que encabeza su “Papi, o sea”, que clausurarán un restaurante en la colonia Roma de la Ciudad de México, porque no le dieron la mesa que ella quería.
Los verificadores siguiendo instrucciones de la berrinchuda chamaca, se presentaron en el restaurante, emprendieron una verificación y le pusieron los sellos de clausurado.
Más tardaron en llegar dichos verificadores, cuando sintieron la lluvia de tuiters que sacudió la redes sociales para denunciar este prepotente escándalo con el HT #Ladyprofeco. El titular de esta procuraduría, que se supone debe de servir a millones de consumidores, no le quedó más remedio que salir a ofrecer disculpas, por él y por la actitud prepotente de su chiquilla.
Por un lado, parece que algunos funcionarios deberían de cuidarse no solamente de los adversarios políticos sino del fuego amigo y familiar que los dejan mal parados y que les puede costar hasta la chamba.
Y en otro sentido, este hecho no puede quedar para el olvido, ni para la anécdota, tal es la magnitud del berrinchito que el mismísimo Presidente de la República tomó cartas en el asunto y ordenó que se investigara el caso para esclarecer los hechos.
Quizá Don Humberto tendrá que preocuparse, sino todos nosotros estaremos más preocupados por seguir teniendo funcionarios que solo piden disculpas y nunca se tiene ninguna consecuencia. O ¿usted qué opina amable radioescucha?.
Editorial 30 de abril 2013