Adicto al selfie intenta quitarse la vida

Un chico inglés llamado Danny Bowman estaba tan obsesionado con parecerse a su ídolo Leonardo DiCaprio que a los 15 años emprendió su búsqueda por la imagen perfecta. Cuando estaba en la escuela salía de clases tres veces cada hora para tomarse fotos, antes de terminar su rutina matutina, tomaba alrededor de 10 fotos, este número incremento cada vez más rápido que cuando tenía 16 años abandono la escuela. Danny bajó mucho de peso y se encerró en su casa durante seis meses. Al no poder conseguir la foto perfecta y ante el acoso constante de sus contactos en redes sociales por su apariencia física, el chico rubio finalmente trato de morir por una sobredosis. Su mamá llamada Penny es enfermera, quien lo encontró a tiempo para llevarlo al hospital antes de que pasara algo peor. Danny fue diagnosticado con Trastorno Obsesivo Compulsivo y Trastorno Dismórfico Corporal, que se manifiesta como angustia extraordinaria por la apariencia. El problema apareció en Danny en 2011 después de que fue rechazado en una audición para modelos masculinos. Después del diagnostico el joven decidió convertirse en portavoz del desorden para otros en situaciones similares, ya que sus trastornos se manifestaron por medio de la tecnología y la popularización de los selfies, pero para otros podría manifestarse de otras maneras.

Por otro lado en el Reino Unido existe una escuela que se especializa en entrenamiento de perros llamada City Dog, que asegura que pueden enseñar a los caninos a hacer buenos selfies. La escuela imparte cursos de 90 minutos en donde crea una relación directa entre la mascota y el humano, enseñan al perro y al dueño como ayudar a la mascota a tomarse un selfie con el iPad. La clase tiene un costo de 270 dólares y de acuerdo con los usuarios vale mucho la pena esa inversión. En las clases se utilizan herramientas que simulan un iPhone o iPad de madera para practicar y de premio le dan a la mascota croquetas o salchicha.