“Es mejor trabajar que pedir limosna”.

04 de febrero de 2014

“Es mejor trabajar que pedir limosna”.

La discapacidad no siempre es un impedimento para poder trabajar, dice don Oscar Fernández Domínguez, quien perdió la pierna derecha en un accidente en Cancún y se dedicara después a reparar calzado en Tizimín.

Desde entonces la vida ha sido más difícil para él. Una horrible escena que aconteció el 25 de noviembre de 2008 cambió su vida por completo, nos relata. Vender su casa para sufragar sus gastos médicos y luego divorciarse a raíz de eso, también fue parte de su sufrimiento.

“Pues siempre he sido pobre, pero siempre he sido pobre, pero en el 2008 depues de mis labores de trabajo estaba yo en mi moto, estacionado pegado a la banqueta y pasó un hombre en un carro y me golpeó, lamentablemente se dio a la fuga y yo me quedé tirado, nunca pensé que iba a perder la pierna, lamentablemente eso sucedió…”

Después de un accidente nada es igual. Sin una pierna, don Oscar no podía desempeñarse en su anterior trabajo: mesero. Apenas y podía movilizarse salía a las calles a pedir limosna; algo que no le agradaba.

Sin embargo es una persona fuerte, con mucha fe. Decidió acercarse a Dios a través de la oración para salir adelante a pesar de su discapacidad.

 “Lamentablemente no tuve otra opción más que recurrir a la limosna, a pedir caridad, pero eso a mí no me gustaba, yo me sentía terriblemente mal haciendo eso, entonces yo me dirigí en oración al Dios verdadero…”

Don Oscar tuvo la fortuna de trabajar pese a su condición física, “cuando alguien me pide limosna se lo doy, no puedo juzgar a alguien para decirle que trabaje porque no todos están en la misma situación como yo”, dice.

Trabajar es mejor que mendigar, afirma con certeza. Hace poco le robaron accesorios de la moto adaptada que le consiguieron unas personas, herramienta que le sirve para ir de casa en casa reparando zapatos. Antes lo hacía con muletas.

“Lamentablemente esas personas existen, apenas no hace mucho me robaron parte de mi moto, tablero, espejos, faros, y fue un duro golpe para mí…”

El dinero que gana este hombre admirable es para su sustento personal y la pensión de sus dos hijos. Aunque es un trabajo que no le dejo mucho, don Oscar se siente satisfecho. Como una petición, solicita a las autoridades municipales en turno un terreno donde construya su casa.

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